Los pastores eran considerados gente común, casi invisibles para la sociedad. Dios escogió a los menos esperados para anunciarles primero el nacimiento del Salvador. No obstante, en una cultura que idolatra lo grande, lo visible y lo exitoso, el gozo profundo sigue visitando corazones humildes, no agendas llenas. De modo que hoy recibe esta verdad con gratitud. El cielo se acerca a quienes no pretenden brillar, sino obedecer.Además, la humildad no se trata de pensar menos de ti, sino de mirar más a Dios. Así pues, cuando reconoces tu necesidad, el gozo se vuelve más accesible, porque ya no cargas el peso de ser suficiente. Los pastores no ofrecieron discursos, solo disponibilidad; y eso fue suficiente para recibir la gloria celestial.Por lo tanto, permite que la humildad abra tu corazón al gozo que viene de lo alto. El Señor Jesús sigue revelándose a quienes escuchan con sencillez y responden con fe. La Biblia dice en Lucas 2:10: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo…”. (RV1960).
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La promesa que se cumple
Israel esperó siglos para ver cumplida la promesa del Mesías. Dios nunca olvida lo que ha dicho, aunque Su tiempo no coincida con el nuestro. No obstante, la espera larga puede desgastar el corazón si no se sostiene con esperanza. De modo que hoy recuerdes que la fidelidad de Dios no expira; permanece intacta aunque la espera sea extensa.Además, Adviento nos invita a vivir como quienes saben que Dios cumple lo que promete. Jesús es la prueba eterna de que ninguna palabra salida de la boca de Dios cae al suelo. Así pues, revisa alguna promesa bíblica que sostiene tu vida y vuelve a abrazarla con fe renovada. Lo que Dios ha dicho, Él lo hará.El cumplimiento puede tardar, pero llega. El Mesías vino cuando todo parecía silencioso; así también Dios puede sorprenderte en tu propio “silencio de espera”.La Biblia dice en Lucas 1:54–55: “Socorrió a Israel… acordándose de la misericordia… tal como habló a nuestros padres”. (RV1960).
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José- Fe en medio del desconcierto
José recibió una noticia que descolocó todos sus planes. La voluntad de Dios a veces irrumpe en la vida sin previo aviso. No obstante, la respuesta de José revela madurez espiritual: en lugar de reaccionar con dureza, eligió la obediencia silenciosa. De modo que hoy recuerda que la fe también se expresa en decisiones discretas que honran a Dios aun cuando el camino no tiene total claridad.Además, José creyó al ángel sin exigir pruebas adicionales. Su obediencia protegió a María, custodió al Niño y cooperó con el plan eterno de salvación. Así pues, piensa en un área donde Dios te está invitando a confiar sin entenderlo todo. La fe no elimina el desconcierto, pero lo atraviesa con la certeza de que Dios sabe más que nosotros.Quizá hoy tu obediencia silenciosa sea el acto que abra puertas en tu hogar, tu familia o tu ministerio.La Biblia dice en Mateo 1:24: “José… hizo como el ángel del Señor le había mandado”. (RV1960).
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El sí que cambió la historia
Cuando el ángel habló, María tenía más preguntas que certezas. La obediencia no siempre llega con claridad, pero sí con disposición. Muchos quieren obedecer con garantías absolutas, cuando la voluntad de Dios se abraza con confianza más que con control. De modo que hoy contempla la grandeza de aquel simple “sí” que abrió la puerta para la encarnación.Además, el “sí” de María no fue emocional; fue sacrificial. Aceptó críticas, rumores, incomodidad y riesgo. Así pues, recuerda que tus “sí” también tienen peso: cada obediencia, por pequeña que parezca, abre un espacio donde Dios puede obrar. Quizá tu “sí” restaure un hogar, transforme una relación o encienda una nueva temporada espiritual.A veces, el mayor acto de fe es responder como María: “Heme aquí”. Ese sí puede cambiar no solo tu historia, sino la de quienes te rodean. La Biblia dice en Lucas 1:38: “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra”. (RV1960).
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Fe que se adelanta al milagro
María creyó antes de ver. Su fe se adelantó nueve meses a la evidencia. Sin embargo, muchos esperan ver resultados antes de confiar, cuando la fe bíblica siempre da el primer paso sin garantías visibles. De modo que hoy sigue el ejemplo de esta joven que, sin entenderlo todo, dijo: “Hágase conmigo conforme a tu palabra”.Además, la fe que se adelanta al milagro no es impulsiva; es obediente. Surge en corazones que escuchan, se rinden y responden sin exigir explicaciones. Así pues, piensa en una área de tu vida donde Dios te está llamando a confiar antes de ver: una relación que necesita restauración, una decisión que requiere valentía o un sueño que parece imposible.Atrévete a creer antes del resultado. Los milagros suelen comenzar con un “sí” que honra a Dios más que a la lógica visible. La Biblia dice en Lucas 1:45: “Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor”. (RV1960).