Cuando un libro llega a su capítulo final, uno suele leer despacio, porque cada línea pesa más. Así es diciembre: un recordatorio suave y firme de que el tiempo es un regalo que nunca debe darse por sentado. Hemos llegado al último mes del año y con él surge la oportunidad sagrada de mirar lo vivido con honestidad, agradecer lo recibido y entregar al Señor Jesús lo que aún duele o falta.De modo que hoy detente y pregúntate: “¿Qué frutos dejó este año en mí? ¿Qué heridas necesitan cierre? ¿Qué decisiones requieren obediencia antes de terminarlo?”. No obstante, evita juzgar tu historia con dureza. La gracia no repasa tu año con una lupa de condenación, sino con ojos de propósito. Así pues, reconoce tres razones para agradecer, incluso si ha sido un año complejo. Por ejemplo, un cuidado inesperado, una oración respondida o una fortaleza renovada cuando más la necesitabas. Además, determina que este mes no será solo conclusión, sino preparación espiritual.De modo que, recibe diciembre con esperanza. Aún hay tiempo para obedecer, sanar y sembrar lo que quieres ver florecer en el año que viene. La Biblia dice en Salmos 90:12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. (RV1960).
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Vivir agradecidos siempre
Dietrich Bonhoeffer escribió desde prisión: “Solo el a\gradecido puede vivir con alegría, aun en la oscuridad”. La gratitud no es una emoción pasajera; es una postura del alma. Sin embargo, agradecer exige humildad para reconocer que todo lo que somos y tenemos proviene de la gracia.De modo que hoy cierra el mes con un compromiso: vivir agradecido, no solo cuando todo va bien, sino también cuando la fe tiembla. Además, enseña a otros el practicar el “gracias” cotidiano con gestos, servicio y oración. Así pues, quien agradece no acumula, comparte, porque la gratitud continua convierte la vida en adoración perpetua.De modo que, cuando el agradecimiento se vuelve tu manera de vivir, el gozo deja de ser circunstancial y se vuelve una evidencia del Espíritu en ti. Que nuestra vida sea una oración constante que diga: “Gracias, Señor, por todo y en todo”. La Biblia dice en Salmos 103:2: “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”. (RV1960).
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Agradecer cuando no se ve
El astrónomo Galileo Galilei dijo una vez: “No hay mayor admiración que contemplar lo invisible a través de lo visible”. Así es, la gratitud de fe comienza cuando damos gracias no solo por lo que entendemos, sino también por lo que aún no vemos. No obstante, en los tiempos de incertidumbre, el alma tiende a enfocarse en la ausencia más que en la presencia de Dios.De modo que hoy elije agradecer por Su mano invisible: por las puertas que cerró para protegerte, por los silencios que purifican tu confianza y por las demoras que fortalecen tu carácter. Además, recuerda que la fe agradecida no espera pruebas para creer; convierte la espera en adoración. Así pues, mientras otros piden señales, tú puedes responder con gratitud. Recuerda que agradecer cuando no se ve es afirmar que Dios sigue siendo bueno, incluso cuando la historia aún se está escribiendo.Así es, la gratitud que nace en la fe se vuelve un faro en la niebla. Cuando no entiendas el camino, da gracias por el Guía. La Biblia dice en 2 Corintios 5:7: “Porque por fe andamos, no por vista”. (RV1960).
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Acción de gracias: Gracias de verdad
En 1621, los peregrinos y los wampanoag compartieron una mesa de gratitud tras un invierno mortal. La fe les enseñó a agradecer no por lo que perdieron, sino por lo que habían sobrevivido. Por eso, la gratitud sincera no depende de circunstancias favorables, sino de un corazón rendido.De modo que este Día de Acción de Gracias debemos hacer algo más que celebrar como orar con conciencia, reconciliar lo que esté roto y compartir tu pan con quien tiene menos. Además, escribe una lista de agradecimientos que solo tú y Dios entienden. Así pues, el alma agradecida no necesitará de abundancia para reconocer los pequeños y más comunes milagros. Por eso, da gracias de verdad y deja que tu gratitud sea una práctica diaria y no solo en este día.La Biblia dice en Salmos 100:4: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre”. (RV1960).
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Gratitud en los detalles
En 1863, Abraham Lincoln instituyó el Día de Acción de Gracias en medio de una guerra civil. Él decidió agradecer cuando el país sangraba, no cuando sanaba. No obstante, su fe lo llevó a proclamar: “Nunca hemos sido tan bendecidos”.De modo que hoy elije ver los destellos de gracia que brillan en la oscuridad. Además, anota las pequeñas bondades del Señor como una llamada oportuna, una oración contestada o una lágrima consolada. Así pues, la gratitud en los detalles nos recuerda que Dios nunca deja de obrar. Por consiguiente, agradecer en medio de la crisis no niega el dolor; declara esperanza.La Biblia dice en Salmos 136:1: “Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia”. (RV1960).