En el año 1940, durante un ataque aéreo en Londres, una casa fue reducida a escombros. Días después, los rescatistas encontraron entre los restos una Biblia abierta, sin una sola quemadura, en medio de vigas carbonizadas. Estaba abierta en el Salmo 46. La historia fue publicada por el London Times como “el libro que ni el fuego logró destruir”. Muchos dijeron que era una simple coincidencia, pero para quienes creían, fue una señal viva de esperanza.
La Palabra de Dios ha sobrevivido persecuciones, censuras, guerras y dictaduras. Lo han intentado quemar, esconder y silenciar. Pero sigue de pie, transformando vidas en cada generación. No es un libro común. Es la voz viva de Dios.
De la misma manera, cuando tu vida parece estar en ruinas, la Palabra permanece. Cuando las circunstancias te golpean, ella te sostiene. Cuando todo lo demás falla, la promesa de Dios sigue firme. Por lo tanto, no descuides tu tiempo con la Biblia. En ella encontrarás la verdad que no se quema, no cambia y no falla.
La Biblia dice en Mateo 24:35: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (RV1960).
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061225 - El Médico Que Sanó Sin Medicina
En el año 1935, durante una epidemia de fiebre tifoidea en China, un joven médico misionero llamado Paul Carlson se ofreció como voluntario en un pueblo abandonado por el miedo. No había recursos, ni hospitales, ni seguridad. Sin embargo, él permaneció allí para atender enfermos, aun sabiendo que podría contagiarse. Muchos sobrevivieron gracias a sus cuidados, y cuando finalmente murió, fue enterrado como un héroe. Un anciano de la aldea dijo: “Nunca había visto a alguien amar tanto sin pedir nada”.
De la misma manera, el amor verdadero se demuestra cuando se da, no cuando se recibe. El Señor Jesús lavó pies, tocó leprosos y lloró con los dolientes. Su compasión no fue selectiva ni condicionada; fue total y visible.
Hoy, más que nunca, el mundo necesita personas dispuestas a amar con acciones. Tal vez no se te pida ir a una zona de guerra, pero sí perdonar al que te hirió, visitar al que está solo o servir al que no puede devolverte el favor.
Recuerda: tu amor visible puede ser la medicina que alguien está esperando. La Biblia dice en Juan 13:35: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (RV1960).
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061125 - Prueba en la oración
“Si Dios ya ha respondido todas tus oraciones, ha puesto a prueba tu fe. Si todavía no lo ha hecho, está probando tu paciencia”. ¿Cuántas veces esta afirmación se manifiesta en nuestras vidas? Creo que muchas veces. Clamamos una y otra vez, pero parece que no hay respuesta. Nuestras oraciones parecen no traspasar el techo y nos sentimos desamparados, desprotegidos y angustiados. Esperamos un sí inmediato, pero nos encontramos con un constante no. Confiamos, esperamos, pero parece que nada sucede.
La verdad es que algo está sucediendo. Dios está obrando. Él está presente y no nos ha olvidado. El salmista pasó por muchas situaciones similares: clamó, esperó desesperadamente, se frustró constantemente y se quejó continuamente. Sin embargo, llegó a la conclusión de que “Pacientemente había esperado a Jehová y Él se había inclinado hacia él” (Salmo 40:1). Por eso, la próxima vez que sientas que tus oraciones no son escuchadas, recuerda que Dios está realizando tres cosas: “poniendo a prueba tu fe, moldeando tu carácter y obrando a tu favor, incluso cuando tú no lo percibas así”. La Biblia dice en Salmos 34:19-20 “La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el Señor llega al rescate en cada ocasión. Pues el Señor protege los huesos de los justos; ¡ni uno solo es quebrado!” (TLA).
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061025 - La Esperanza Que Resurgió del Abismo
En el año 2010, treinta y tres mineros quedaron atrapados a más de 600 metros bajo tierra en la mina San José, en Chile. Por 69 días, vivieron sin saber si saldrían con vida. Sin embargo, durante ese tiempo, oraban, cantaban himnos y leían la Biblia que les enviaron por un tubo de rescate. Cuando finalmente emergieron, uno de ellos exclamó: “Estuvimos con Dios y con el diablo... y Dios ganó”.
De la misma manera, hay temporadas en la vida en las que sentimos que estamos sepultados por el dolor, la soledad o la desesperanza. Pero el Señor Jesús no se quedó en la tumba; resucitó para recordarnos que en Él, la última palabra nunca la tiene la oscuridad.
Por lo tanto, si te sientes enterrado por las circunstancias, levanta la mirada. Dios no ha terminado contigo. Su poder puede levantarte del abismo más profundo. Confía. Clama. Espera. Él está obrando, incluso cuando todo parece perdido. La Biblia dice en Juan 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (RV1960).
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060925 - El Perdón Que Desarmó al Mundo
En el año 2006, un hombre armado ingresó a una escuela Amish en Pensilvania y asesinó a cinco niñas inocentes. Lo que impactó al mundo no fue solo la tragedia, sino la respuesta: al día siguiente, los padres de las víctimas visitaron a la viuda del agresor para consolarla y perdonarla. Uno de ellos declaró: “No queremos que el odio gane. El Señor Jesús nos enseñó a perdonar, y eso haremos”.
Ese acto de perdón conmovió naciones. Los medios lo llamaron “el día que el amor desarmó al mundo”. Porque el perdón auténtico no es debilidad; es la expresión más poderosa del Reino de Dios.
En la cruz, el Señor Jesús perdonó a quienes lo crucificaban. Esteban, mientras era apedreado, clamó por misericordia para sus agresores. La fe cristiana se construye sobre la roca del perdón inmerecido.
Por lo tanto, si hoy guardas rencor, entrégaselo a Dios. Perdonar no es olvidar, es liberar. No para minimizar lo que ocurrió, sino para maximizar lo que Dios quiere hacer. La Biblia dice en Efesios 4:32: “...perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (RV1960).