Para cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas, debemos dejar de lado la negociación, la postergación y la pereza. Postergar la obediencia es desobedecer. Puede que nunca más escuches la voz de Dios como hoy. Cientos de oportunidades y milagros desaparecen si permitimos que “el ladrón del tiempo” entre en nuestra vida. Pero cuando estamos dispuestos a arriesgarlo todo por seguir nuestro llamado, no hay nada que Dios no pueda hacer en nosotros y a través de nosotros. Sólo los tontos y los necios usan el “mañana”. Hay que despertar, sacudirse el polvo y moverse, porque ni las intenciones, ni la oración, ni el ayuno pueden reemplazar a la acción. ¡Un mensaje retador!
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1:24:40
La caja negra de Dios
Con frecuencia nos enfocamos tanto en nuestros problemas que perdemos de vista la dulce presencia de Dios. El tiempo pasa y vivimos preocupados, llenos de ansiedad y temor, olvidando que el Señor está siempre cerca, a tan solo una oración de distancia. No hay una forma perfecta, ni bíblica, para orar. Podemos orar gritando, susurrando, cantando, o escribiendo. Dios sólo quiere que seamos nosotros mismos al acercarnos a Su Presencia. Hoy es el día para dejar todas nuestras preocupaciones en la caja negra de Dios, esa que guarda lo que nosotros no podemos resolver, y olvidarnos para siempre que existen, descansado en Su paz con la certeza de que Él tiene el control.
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1:15:35
En Dios no confiamos
Jesús no criticó la riqueza del hombre, sino su arrogancia. No criticó la presencia de metas personales, sino la ausencia de Dios en esas metas. La acumulación de dinero o ahorros, es siempre por miedo “a que no haya”, o “que el pozo se seque”. Pero el miedo, nunca honra a Dios, por el contrario, nos vuelve necios ante Sus ojos. No hay otra manera de ser bendecido que siendo generoso. Podemos dar sin amar, pero no podemos amar sin dar. Seamos parte de la contracultura que identifica a River, quienes vivimos para dar, porque ¡en Dios confiamos!
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1:15:24
Cultura cloacal
Es ingenuo pensar que lo que vemos en la televisión, la música que escuchamos, los juegos en los que matamos gente y lo que leemos antes de irnos a la cama, no nos afecta en absoluto. La constante exposición y el contacto con lo profano producen callosidades en el corazón humano y nos distraen de nuestras prioridades. Por eso, antes de alimentar nuestra mente, debemos preguntarnos si el contenido nos edifica y nos acerca a Dios, o si, por el contrario, nos domina y nos roba la paz. Sólo el Espíritu Santo nos dirá dónde trazar la línea. Oremos para que nuestra mente nunca se llene de callos y para que seamos un manantial de agua clara en medio de una cultura cloacal.
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1:15:36
El viejo surco
Nuestra vida es el reflejo de aquello en lo que pensamos. Si no te agrada la dirección hacia la cual tus pensamientos te conducen, es momento de cambiar tu manera de pensar y de impedir que continúe ingresando basura en tu mente. Los pensamientos contaminados de hoy se convierten en las acciones de mañana. Por ello, es indispensable desalojar toda basura mental y abrir espacio para un nuevo patrón de pensamiento. Y como lo primero que pensamos al despertar impactará el resto del día, comencemos cada mañana renovando nuestros viejos surcos con la Palabra de Dios.