Hay muchísima gente que se considera cristiana, pero la sola idea de tener una relación íntima con Dios les parece ilusoria, algo imposible de lograr. Mientras algunos creen conocer al Padre a través de las experiencias de terceros, otros lo hacen a través del recuerdo de aquellos momentos en que experimentaron Su gracia y Su amor en el pasado, y otros más creen conocerlo porque conocen la Biblia. Pero “creer no es conocer”. La verdadera manera de relacionarnos con Dios es a través de la adoración y del Espíritu. Por eso, aprendamos a callar y a sumergirnos en el sonido del silencio para escuchar Su voz... Y ya nunca más seremos “íntimos desconocidos”.
--------
1:23:32
Los simuladores
Las personas que viven simulando tienen pánico de decepcionar y moldean su comportamiento para tratar de agradar a todo el mundo todo el tiempo. Aunque algunos lo disfracen como “cuidar el testimonio”, simular siempre nos hace vivir en un mundo de engaño y, con el tiempo, olvidamos que estamos fingiendo, hasta el punto de creer que esa “máscara espiritual” es lo que realmente somos. ¡Pero Dios nunca puede bendecir algo que no sea real! Cuando crecemos para convertirnos en el ser que Dios quiere que seamos, seremos libres del personaje que aparentamos ser.
--------
1:16:03
Infantland
El cristiano que espera que Dios le resuelva todos los problemas familiares, sane todas sus enfermedades y le dé solidez financiera sin tener que esforzarse, busca una ‘eterna infantilidad’, en lugar de una madurez real. Con una fe infantil, la gente trata de hacer que el Señor cumpla sus caprichos, mientras que, con una fe madura, trata de seguir la voluntad de Dios, confiando en Él y aceptando al mismo tiempo los límites de nuestra humanidad. Cuando alcanzamos la madurez espiritual, obedecemos a Dios, no porque nos sintamos obligados, sino porque anhelamos hacerlo.
--------
1:10:30
Punto ciego
Muchos cristianos no solemos orar pidiendo a Dios que revele lo que realmente está oculto en lo profundo de nuestro corazón, porque tememos que la verdad sea demasiado dolorosa y no podamos soportarla. Sin embargo, en el ocultamiento nunca hay sanidad. Para recibir la gracia del Padre, tenemos que lograr ver nuestros puntos ciegos y reconocer el pecado. Los secretos levantan un muro, mientras que la confesión -verse a uno mismo desnudo- construye un puente. La revelación y confesión de un punto ciego nos brindan la oportunidad de tomar decisiones de vida que nos lleven a ser mejores personas.
--------
1:13:16
Viaje a través del dolor
La fe en Dios no es un seguro contra tragedias. El dolor y el sufrimiento son parte integral de nuestro planeta y los cristianos no estamos exentos. Cuando recibimos un diagnóstico difícil de digerir, cuando un sueño se convierte en pesadilla, cuando un matrimonio se deshace o cuando los hijos parecen perderse, debemos tomar una decisión entre dos posibilidades: o nos dejamos derribar o nos paramos con firmeza en las promesas del Señor. Podemos rendirnos y entregarnos a la culpa, al miedo o a la ira, o podemos resistir, creyendo que todo depende de Dios. Recordemos que hasta en nuestro dolor más profundo nuestro Padre nos escucha.