La soberanía de Dios es el reconocimiento de que Él tiene autoridad suprema sobre todo lo que existe. Nada escapa a Su control, y cada evento, incluso aquellos que no comprendemos, tiene un propósito dentro de Su perfecto plan. Cuando confiamos en Su soberanía, encontramos paz en medio de la incertidumbre, sabiendo que nuestras vidas están en manos del Dios que todo lo ve y todo lo ordena para bien. Aceptar Su soberanía no significa entenderlo todo, sino rendirnos con fe a Aquel que sabe lo que hace. Esa entrega nos lleva a una relación más profunda, donde la confianza reemplaza la ansiedad y la fe vence al temor.
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9:14
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Un gozo que transforma
Cuando el salmista clama "Vuélveme el gozo de tu salvación”, no está hablando de una alegría pasajera ni emocional. Se refiere a un gozo profundo, estable, que nace del perdón de Dios. Es el gozo de saber que nuestros pecados han sido cubiertos. Este gozo no depende de las circunstancias externas, sino de la certeza de que hemos sido restaurados, que tenemos una nueva vida, y que somos amados y aceptados como hijos de Dios. El perdón no solo limpia, también levanta, sana y da sentido. Cuando Dios borra nuestra culpa, su paz inunda el alma, y nace un gozo que transforma.
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10:15
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Sin Su Presencia el candelero se apaga
El Señor nos recuerda en Apocalipsis 2:4 que no basta con las buenas obras, la doctrina correcta o incluso el sufrimiento por su nombre si hemos abandonado nuestro primer amor: esa devoción sincera, íntima y apasionada por Cristo. El llamado es claro: vuelve a buscar la presencia del Señor antes que cualquier otra cosa, antes que el servicio, los logros, o incluso la recompensa.Cuando dejamos ese amor primero, comenzamos a servir más por deber que por deleite. Y el peligro es real: el Señor advierte que si no volvemos a Él, quitará el candelero, es decir, su presencia, su luz, y su respaldo en medio de nosotros. Podemos seguir aparentando religiosidad, pero sin su presencia, todo está vacío.
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Corazones en el altar
El apóstol Pablo nos exhorta a presentarnos a Dios como sacrificios vivos, santos y agradables a Él. Vivimos tiempos en los que muchos anhelan las bendiciones de Dios, pero no están dispuestos a vivir para Él. Sin embargo, el verdadero hijo de Dios entiende que no se trata solo de recibir, sino de rendirlo todo.La consagración no es un evento único, es un estilo de vida. No significa perfección, sino disposición. Dios no está buscando personas sin fallas, sino corazones sinceros que se rinden a diario. Consagrarse a Dios es reconocer que cada área de nuestra vida le pertenece y debe glorificarle. Vivamos, entonces, no para nosotros, sino para Aquel que nos amó primero.
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9:31
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Voz en lo seco
Aun en los lugares más secos, Dios habla. El desierto no es el final, es el lugar donde Dios prepara el camino.Todo valle será alzado, y lo torcido enderezado. Lo que hoy parece estéril, mañana será paso de gloria. Prepárale camino al Señor… aun en medio del desierto.
En este espacio encontrarás devocionales de intimidad y conexión con Dios para nutrir el alma, fortalecer el espíritu y guiarte en la oración diaria. Hazlo tu lugar secreto de encuentro con Jesús, acompañada por la Pastora Sofy.