En esta entrega de Hablemos de Terror te traigo dos historias reales que le ocurren a quienes trabajan de noche, solos, vigilando lugares que poco a poco quedan fuera del mundo que tú y yo conocemos. Lugares donde no pasa nada… hasta que algo sucede.La primera historia es de un velador en una escuela normal —no abandonada— donde los juegos se mueven, las pelotas aparecen en sitios donde nadie las dejó, y el silencio empieza a sentirse como una presencia que observa. No se trata de fantasmas que se aparecen. Se trata de algo que trabaja con rutina cuando el resto duerme. La segunda historia se desarrolla en un taller de costura, dentro de una fábrica que ya no suena llena de máquinas como de día. Un guardia nuevo entra al turno pensando que solo tendrá que vigilar puertas y pasillos, pero descubre que las máquinas prenden sin electricidad, hilos blancos que no deberían estar, y presencia que parece terminar costuras que quedaron inconclusas. Nada espectacular en apariencia… pero todo cuesta dejarlo atrás.Estas historias no buscan darte un susto inmediato, sino dejarte pensando qué tan solo estás tú cuando ves un edificio a oscuras, escuchas una máquina que no tiene quién la opere, o una pelota que rueda sin viento.Si te identificas con alguien que patrulla de noche, o simplemente tienes curiosidad por lo que pasa cuando apagan las luces… quédate. Y si ya te ha tocado algo parecido, cuéntalo en los comentarios: tu terror también puede compartirlo esta comunidad.🔍 No olvides suscribirte y compartir con alguien que le gusten los relatos reales de miedo. Aquí seguimos para escuchar lo que casi nadie quiere contar.📩 Envíame tu historia:
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