Jesús restaura a un hombre que durante mucho tiempo había estado poseído por demonios. Aunque muchos intentan ignorar el poder del maligno, la verdad es que el diablo es real y siempre buscará destruir la obra de Dios. Cristo es nuestra única alternativa ante los ataques del mal, y Él lo ha vencido por nosotros. Los creyentes debemos confiar en Aquél que se ocupa del diablo y sus huestes.
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¿Usted no sabe quién soy yo?
Jesús tenía claridad total en dos cosas esenciales:( 1) Él sabía quién era y su misión en la tierra, y además (2) sabía a quién estaba honrando y sirviendo. A menudo, muchas personas no tienen esta claridad sobre quién es Cristo, y no lo conocen como Dios mismo, Creador y Redentor. Sin embargo, Él ha querido manifestarse entre nosotros en su Palabra, y allí no solo descubrimos Su verdadera identidad, sino también la nuestra.
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Espiritualidad a la manera de Jesús
En la fiesta del Pentecostés, los cristianos recuerdan y celebran la llegada del Espíritu Santo, quien transforma nuestros corazones y nos conecta con Dios y una espiritualidad más sana. A diferencia de la espiritualidad moderna o de algunas religiones, los creyentes en Jesucristo somos seres espirituales porque hemos recibido al Espíritu de Dios quien nos trae a la fe, nos ilumina con sus dones, nos congrega, y nos lleva a vivir una vida de arrepentimiento y gracia.
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Para que el mundo crea
Antes de partir, Jesús elevó una oración que trascendió el tiempo y el espacio. Oró tanto por sus discípulos como también por todos los que, a lo largo de la historia, creerían en Él. Su petición fue clara, que su Iglesia se mantuviera unida como una manifestación viva del amor de Dios. En un mundo lleno de divisiones, conflictos y egoísmo, la unidad en Cristo brilla como un testimonio innegable de la verdad del Evangelio.
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Remedios Caseros
Jesús sana a un inválido que llevaba treinta y ocho años postrado en su triste realidad, y con un estanque de agua con supuestas propiedades curativas como su única esperanza. Muchos hemos estado así. Abatidos por nuestros pecados y aflicciones, y con la fe en el lugar equivocado. Sin embargo, ¡Jesús se acerca a nosotros! Con su piedad, Él nos restaura a una mejor relación con Dios y con nuestras realidades, y nos da el mayor acto de curación al perdonar nuestros pecados.