el principe de las enaguas
Los Matachines del Poder: El príncipe de las enaguasPor Chema MéndezTlaxcala, Tlax.— Mientras las balas silban en pleno centro histórico, donde un hombre de 55 años fue atacado a tiros como si viviéramos en Ciudad Juárez y no en la “Tlaxcalita la bella”, el presidente municipal Alfonso Sánchez García sigue creyendo que gobernar es posar sonriente en las ferias pueblerinas. Diez detonaciones en la calle Lira y Ortega, pánico entre comerciantes y transeúntes… y nuestro joven heredero político ni el polvo de las botas se ensucia: prefiere esconderse bajo las enaguas de mamá senadora y de su esposita presidenta de Morena, esa “güerita” que se siente más reina que las morenitas que de veras trabajan en el campo.Porque, seamos claros: lo de este “niño de la dinastía Sánchez Anaya” no es la política, es el abolengo. Hijo de gobernador, hijo de senadora, esposo de dirigente partidista, cree que el poder es hereditario, como si fueran los trastos de plata en la casa. Y peor aún, convencido de que la palidez da carisma, que el peinadito con cera suple la inteligencia. Problema: cero chispa, cero ideas, cero seguridad en su propio municipio. ¿De veras así quieren que gobierne un estado entero?El muchachito confunde estrategia con “fotos de Instagram”. Y mientras él sonríe con banda de pueblo detrás, los tlaxcaltecas acumulan muertos, asaltados y balaceras. La sangre corre, y él posa. Hobbes diría que vivimos en un estado de naturaleza donde el hombre es lobo del hombre; Maquiavelo apuntaría que el príncipe debe inspirar temor antes que risa. Pero este “príncipe de las enaguas” inspira apenas lástima.La historia no queda ahí. Mientras el heredero se encierra en la burbuja de linaje y selfies, Ana Lilia —sí, la que anda más soleada que vendedor de helados— camina los pueblos, se embarran las manos de tierra, habla con la gente que madruga, que suda, que ordeña y que siembra. Esa gente que no traga a los “güeritos de corona real”. Y mientras el niño de mamá junta “likes”, Ana Lilia le saca treinta puntos en encuestas y simpatías reales.La apuesta está clara: la familia real cree que Tlaxcala es su feudo. Pero los tiempos han cambiado. Hoy el votante huele a maíz, a tierra mojada, a sudor campesino… no a perfume importado de boutique en Reforma. Y aunque les duela a los güeritos de linaje, la próxima gobernadora se perfila con faldas bien puestas y callos en las manos, no con cera en el peinado.A ver si el presidente de las enaguas se anima a fajarse el pantalón, salir del castillo materno, despegarse de la falda conyugal y ensuciarse los zapatos en el campo. Aunque claro, corre el riesgo de que al peinadito se le pegue un poco de tierrita. Y eso, para los príncipes de la dinastía, es una tragedia mayor que cualquier balacera en el centro de Tlaxcala.Porque la vida, señor Sánchez, no es linaje. Es carácter. Y hasta ahora, usted apenas lo alquila.🎙️ Esto fue Los Matachines del Poder con Chema Méndez. Informó para Objetivo AM 1370. Nos escuchamos todos los días de 7 a 9 de la mañana por la 1370 AM.