Audio libro Pide y se te dará Abraham Hicks parte 21
Proceso 14: "Ordenarlo todo para obtener mayor claridad"
Un ambiente desordenado puede generar un punto de atracción desordenado. El hecho de que estés rodeado de trabajos sin terminar, cartas sin responder, proyectos inacabados, facturas por pagar, tareas por hacer, montañas de papeles, revistas, catálogos y todo tipo de objetos puede incidir negativamente en tu experiencia vital. Puesto que todo contiene su propia vibración y puesto que desarrollas una relación vibratoria con todo cuanto te rodea, tus objetos personales inciden de forma decisiva en cómo te sientes y en tu punto de atracción. Existen dos grandes obstáculos que te impiden poner orden: En primer lugar, cuando por fin decides tirar algo, al poco tiempo te das cuenta de que lo necesitabas. De modo que ahora te resistes a tirar nada. Segundo, sabes que para organizarte como es debido necesitarás más tiempo del que puedes dedicar a ese proyecto, pues cada vez que tratas de hacerlo te sientes agobiado y lo dejas todo más desordenado que cuando empezaste. El proceso de «Ordenarlo todo para obtener una mayor claridad» elimina esos obstáculos porque es un procedimiento que se realiza con rapidez y sin la posibilidad de desechar algo importante que quizá necesites más tarde. Para practicar este ejercicio: Utiliza cajas de cartón resistentes provistas de tapas. Es preferible que sean del mismo tamaño y color. De esta forma podrás apilarlas y presentarán un aspecto ordenado. Te recomendamos que empieces con un mínimo de veinte cajas, pero puedes reunir más a medida que compruebes el poder resolutivo de este proceso. (Hazte también con fichas alfabetizadas y una grabadora portátil.) En primer lugar, reúne las cajas y coloca cinco o seis en el centro de la habitación que desees ordenar. A continuación, asigna a cada caja un número, del 1 al 20, y así sucesivamente. Ahora echa una ojeada alrededor de la habitación, fíjate en un objeto y pregúntate: «¿Este objeto es importante para mi experiencia inmediata?» Si la respuesta es afirmativa, déjalo donde está. Si la respuesta es negativa, deposítalo en una de las cajas. Luego fíjate en otro objeto y prosigue con este ejercicio hasta haberte fijado en todos los objetos que hay en la habitación. La gran ventaja de este proceso es que no tienes que ordenarlo todo de golpe. Se trata de un ejercicio destinado simplemente a eliminar lo desechable de tu entorno. Cada vez que deposites un objeto en una caja, indícalo en la grabadora. Por ejemplo, puedes decir: «Un paquete de cuerdas de guitarra sin estrenar, caja número uno» o «un viejo móvil, caja número uno». Si tienes cinco o seis cajas abiertas al mismo tiempo, te facilitará la tarea de clasificar diversos objetos. Dicho de otro modo, puedes colocar todas las revistas en la misma caja, las prendas de vestir en otra, objetos diversos en otra, pero no te pases. Limítate a elegir un objeto, comprobar si es necesario para tu experiencia inmediata y, en caso contrario, deposítalo en una caja, registra en la grabadora qué tipo de objeto es y en qué caja lo has guardado. Más tarde puedes dedicar una hora a trasladar la información de la grabadora a tus fichas alfabéticas. Es decir, puedes escribir «abanico» debajo de la A, «balón» debajo de la B, «carpeta» debajo de la C, y así sucesivamente. Si fueras capaz de liberarte de esas cosas que no te pones, de esas cosas que no utilizas, si pudieras liberarte de ellas y hacer que tu experiencia adquiera una mayor claridad, las cosas que guardan una mayor armonía con quien eres en estos momentos fluirían más fácilmente hacia tu experiencia. Al igual que todos los seres físicos, tienes la capacidad de atraer, y cuando ese proceso se que-da atascado por el cúmulo de cosas inservibles, la nueva atracción se nace más lenta y terminas experimentando una sensación de frustración o agobio.