TUS HIJOS NO SON TUS HIJOS de Yalil Gibrán Yalil (Voz Ernesto Parga)
“Tus hijos no son tus hijos,
Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos,
Pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes hospedar sus cuerpos, pero no sus almas,
Porque ellas viven en la casa del mañana, que no puedes visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti
porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados (…).
Deja que la inclinación en tu mano de arquero sea hacia la felicidad”.
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1:21
INVICTUS... (El poema que acompañó a Nelson Madela en prisión) Voz Ernesto Parga
INVICTUS
Poema de William Ernest Henley
Más allá de la noche que me cubre,
negra como el abismo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza sangra, pero está erguida.
Más allá de este lugar de ira y llantos
donde yace el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me halla, y me hallará sin temor.
No importa cuán estrecho sea el camino,
ni cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
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2:14
A UN OLMO SECO de Antonio Machado Voz de Ernesto Parga
Lectura del poema A UN OLMO SECO de Antonio Machado y un poco de contexto sobre el duro momento en la vida del poeta que dio pie a su creación.
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3:20
PASCAL BELTRAN DEL RIO PARA LOCURAS CUERDAS
Nuevo horario
Por internet en :
http://radio.notigape.com/radio/1/93.5-matamoros-brownsville
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0:18
44 RETO de Julio Flórez (voz Ernesto Parga)
Del poeta colombiano el "último romántico"
Julio Flórez
Si porque a tus plantas ruedo
como un ilota rendido,
y una mirada te pido
con temor, casi con miedo;
si porque ante ti me quedo
extático de emoción,
piensas que mi corazón
se va en mi pecho a romper
y que por siempre he de ser
esclavo de mi pasión;
¡te equivocas, te equivocas!,
fresco y fragante capullo,
yo quebrantaré tu orgullo
como el minero las rocas.
Si a la lucha me provocas,
dispuesto estoy a luchar;
tú eres espuma, yo mar
que en sus cóleras confía;
me haces llorar; pero un día
yo también te haré llorar.
Y entonces, cuando rendida
ofrezcas toda tu vida
perdón pidiendo a mis pies,
como mi cólera es
infinita en sus excesos,
¿sabes tú lo que haré en esos
momentos de indignación?
¡Arrancarte el corazón
para comérmelo a besos!