#229 Cómo presupuestar vídeos corporativos sin perder dinero (ni clientes)
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Uno de los mayores desafíos al trabajar con vídeos corporativos no es solo la parte técnica de grabar y editar, sino saber cómo presupuestar de forma que el proyecto sea rentable para ti y justo para el cliente. Muchos fotógrafos y videógrafos cometen el error de calcular únicamente las horas de grabación y edición, dejando fuera aspectos cruciales como la preproducción, la dirección en la sesión o incluso la gestión emocional del cliente frente a la cámara.
En este podcast del club Sin Filtro, te contamos cómo gestionamos un encargo real para una empresa de osteopatía, desglosando el proceso desde la primera reunión hasta la entrega final, con sus aciertos, errores y lecciones clave para que tú no pierdas dinero (ni clientes) en tu próximo proyecto.
Entender lo que el cliente cree que necesita vs. lo que realmente necesita
Todo comenzó con una solicitud simple: “Queremos unos vídeos para redes sociales.” A primera vista, parecía un trabajo directo: grabar unos testimonios, editar un par de clips y listo. Pero aquí está el primer error que muchos cometen: asumir que el cliente sabe exactamente lo que necesita.
Después de una videollamada para aclarar objetivos, descubrimos que querían mucho más que vídeos para redes. Necesitaban explicar su método único de osteopatía, presentar a su equipo, hablar de su libro y crear contenido tanto en castellano como en euskera. En resumen, no era un trabajo de redes sociales, sino un conjunto de vídeos corporativos para su página web y su estrategia de marca.
Cómo estructurar un presupuesto que cubra todos los imprevistos
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El factor humano: gestionar nervios, bloqueos y expectativas
Uno de los aspectos más subestimados en la producción de vídeos corporativos es la gestión emocional del cliente frente a la cámara. En este proyecto, la persona encargada de explicar el método se bloqueó por completo durante la grabación. Lo que había salido perfecto en un vídeo casero grabado con el móvil se convirtió en un problema cuando se enfrentó a focos, micrófonos y una cámara profesional.
¿El resultado? Hubo que pausar la sesión, replantear la estructura del vídeo y, finalmente, programar un segundo día de grabación.
Lección 3: La dirección del cliente durante la grabación es parte del trabajo, aunque no aparezca en el presupuesto. Tu capacidad para tranquilizar, guiar y sacar lo mejor de alguien frente a la cámara puede ser la diferencia entre un vídeo mediocre y uno que funcione.
¿Cuándo deberías cobrar por “extras” no previstos?
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Conclusión: Tu tiempo y tu conocimiento también tienen un precio
Presupuestar vídeos corporativos no es solo calcular horas de rodaje y edición. Es poner en valor tu experiencia, tu capacidad para resolver problemas sobre la marcha, y todo el tiempo que inviertes en planificar, dirigir y gestionar al cliente.
Así que la próxima vez que te pregunten: “¿Pero cuánto cuesta un vídeo?”, recuerda que no estás vendiendo solo un archivo final. Estás vendiendo tu tiempo, tu conocimiento y tu capacidad para convertir ideas desordenadas en una imagen que funcione.
Y eso, amigo/a, vale mucho más que solo “dar al rec y editar un par de clips”. 🚀