#250 El Equipo Perfecto para Fotografía de Bodas: El Arte de No Cagarla
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Si has llegado hasta aquí, probablemente estés en la eterna búsqueda del Santo Grial fotográfico: el equipo perfecto para bodas. Y sí, sabemos que las bodas son ese evento en el que todo puede salir mal y tú eres la última línea de defensa entre la pareja y un desastre épico. Así que prepárate, porque aquí vamos a desglosar qué necesitas llevar para que no te pase lo que a todos nos ha pasado alguna vez (y que negaremos hasta la tumba).
Dos cámaras, porque Murphy es tu enemigo
La primera regla de la fotografía de bodas: si solo llevas una cámara, se te va a romper. Es una ley universal, como la gravedad o el hecho de que siempre hay una tía que se cree la fotógrafa oficial con su iPad.
Así que, amigo mío, necesitas dos cuerpos de cámara. No uno, dos. Y si puedes, que tengan doble ranura para tarjetas. ¿Por qué? Porque en una boda no puedes decir "uy, se ha corrompido la tarjeta, ¿podemos repetir la ceremonia?"
¿Zoom o lentes fijas? La eterna guerra
Aquí viene la gran pregunta: ¿usas zoom o lentes fijas? Hay dos tipos de fotógrafos de bodas:
Los que van con zoom y lo usan para todo, como si fuera un mando de la PlayStation.
Los que usan fijas y se desplazan más que un camarero en banquete.
Si eres de los que están empezando, lo mejor es un zoom, porque tendrás más versatilidad. Un 24-70mm f/2.8 es la opción más segura, pero ojo, el zoom es una trampa mortal para los vagos. Si te quedas en un rincón moviendo el anillo en vez de moverte tú, acabarás con un reportaje sin alma.
Si ya tienes experiencia y quieres un estilo más marcado, las ópticas fijas te obligan a moverte y pensar más. Un combo recomendado sería:
35mm f/1.8 o f/1.4 (para contexto y momentos cercanos).
85mm f/1.8 o f/1.4 (para retratos y desenfoques épicos).
Si te gusta sufrir, puedes meter un 24mm f/1.4 en el mix.
Megapíxeles: No te vuelvas loco
Si piensas que necesitas 61 megapíxeles para hacer fotos de bodas, para el carro. Vas a terminar con archivos gigantes, un ordenador en llamas y un dolor de cabeza. Con 24-30 megapíxeles vas que chutas.
La doble ranura: O juegas seguro o juegas con fuego: Aquí no hay debate. O tienes doble ranura para tarjetas o estás viviendo peligrosamente. Porque algún día, amigo, tu tarjeta dirá "hasta aquí" y desaparecerán las fotos del primer beso, la lagrimita de la madre y el momento en que el cuñado se cree Michael Jackson. Mejor prevenir que lamentar.
Si usas flash, que sea uno rápido y fiable. Un Godox V1, Profoto A1 o un buen Canon/Sony/Nikon te salvarán la vida en el baile. Y si eres de los que prefieren no usar luz artificial, asegúrate de que tu cámara aguanta ISOs altos sin hacer que las fotos parezcan sacadas de una cámara de seguridad.
No hay una única respuesta para cuál es el equipo perfecto, pero lo que sí hay son errores que todos hemos cometido. Así que, si no quieres aprender por las malas, sigue estas recomendaciones. Y recuerda: no es la cámara, es el fotógrafo, pero si se te rompe la cámara en medio de la boda, el fotógrafo está jodido.
Si con esto aún tienes dudas, es que necesitas un café. O unirte al club de Mandragora y preguntar allí. Pero mejor el café.