(SLA46) El Partido Invisible
En este episodio hablo de A nuestros amigos y La insurrección que viene del Comité Invisible, dos textos que fueron la mecha de los levantamientos de las últimas dos décadas. Hablé del tema de la subjetividad, que hace que más que vender mercancías o servicios, nos vendemos a nosotras mismas. El internet ha acelerado el mercado haciéndonos el producto, las redes sociales (centralizadas) son ese aparador donde ofrecemos nuestra subjetividad, nuestra sensibilidad.Para los autores franceses, lo que constituía la riqueza del movimiento obrero era el conocimiento técnico, apasionado. Esto lo dicen desde un mundo (Europa) hoy en día desindustrializado, pero adquiere otros matices en América Latina y el sur económico, a donde vinieron a parar esas industrias que fueron desplazadas de Europa y Estados Unidos para venir a contaminarnos y explotarnos aquí. El anarquismo europeo siempre ha tenido una profunda estructura religiosa: se cree que la gente tiende a la ayuda mutua y se milita con fe en que por fin, un día, se harán cargo de sí mismos, madurarán, sanarán y dejarán de sufrir, es decir, llegarán al cielo. Ese es el sinónimo de revolución o la insurrección. El paraíso, un porvenir, sin sufrimiento ni dolor de ningún tipo. Algo que nunca ha existido ni existirá.No existe un mundo, un futuro u horizonte donde podamos vivir en completa paz. Sin conflicto ni dolor. Por lo tanto, el anarquismo comparte con lo judeocristiano el fundamento de que vivir se trata de combatir. Contra el pecado (el capital), contra el egoísmo (el Estado), contra la maldad (los ricos). El anticapitalismo, como la sociedad que lo engendra, suele estar lleno de culpa, de una búsqueda de pureza, de angustia, y de un profundo énfasis en la falta.