DIA 304 - Los Cuatro Seres Vivientes
Hoy estaremos leyendo Ezequiel 1-2, Hebreos 10:11-25 y Proverbios 13:21-25. En Ezequiel 1 y 2, comienza una de las visiones más impresionantes de toda la Escritura. Ezequiel, exiliado en Babilonia, ve los cielos abiertos y contempla la gloria de Dios manifestada en una forma indescriptible: seres vivientes con rostros múltiples, ruedas que giran en todas direcciones y un trono resplandeciente sobre el que se sienta alguien con la apariencia de fuego y resplandor. Es una imagen de majestad y poder, una revelación de que la presencia de Dios no está limitada por muros, templos o territorios. Aunque Jerusalén ha caído, el Señor sigue reinando. En el capítulo 2, Dios llama a Ezequiel a ser profeta para un pueblo rebelde y obstinado. Le entrega un rollo con palabras de lamento y juicio, pero también le dice: “No temas, aunque estés entre espinos y escorpiones.” Dios no solo le muestra su gloria, sino que le da una misión: hablar Su palabra, aunque nadie quiera escucharla. Reflexiona: ¿Estás dispuesto a obedecer la voz de Dios aun cuando sea difícil? ¿Crees que Su presencia sigue siendo real y poderosa incluso en los lugares donde pensabas que Él no estaba?En Hebreos 10:11–25, el autor continúa mostrando la perfección del sacrificio de Cristo. Los sacerdotes del antiguo pacto ofrecían sacrificios repetidos que nunca podían quitar el pecado, pero Jesús, habiendo ofrecido un solo sacrificio para siempre, se sentó a la derecha de Dios. Su obra está completa. “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que están siendo santificados.” Gracias a esa obra, tenemos acceso libre al Lugar Santísimo, al mismo corazón de Dios. Por eso el texto nos exhorta: “Acerquémonos con corazón sincero y plena certidumbre de fe.” Ya no hay barreras, ni cortinas, ni miedo. Ahora hay confianza, comunión y esperanza viva.El pasaje termina animándonos a mantenernos firmes, a no abandonar nuestra fe ni nuestra comunidad: “No dejemos de congregarnos, como algunos acostumbran, sino animémonos unos a otros.” La salvación no es solo un evento individual, es una vida compartida entre creyentes que se impulsan mutuamente a perseverar. Reflexiona: ¿Estás viviendo con la confianza de quien ya ha sido reconciliado con Dios? ¿Estás permaneciendo firme en tu fe y animando a otros a hacer lo mismo?En Proverbios 13:21–25, la sabiduría recuerda que el mal persigue a los pecadores, pero la bendición recompensa a los justos. “El hombre bueno deja herencia a los hijos de sus hijos.” La justicia siempre deja huellas, no solo en la propia vida, sino en las generaciones futuras. En cambio, el necio desperdicia lo que recibe. El proverbio también resalta la importancia de la disciplina: “El que no corrige a su hijo lo aborrece, pero el que lo ama se esmera en disciplinarlo.” La corrección no es castigo, sino una expresión de amor que forma carácter y protege del error.