DIA 320 - La Responsabilidad del Atalaya
Hoy estaremos leyendo Ezequiel 33-34, Santiago 5:1-12 y Proverbios 19:1-10. En Ezequiel 33 y 34, Dios le da al profeta un nuevo llamado como atalaya, un vigilante espiritual para advertir al pueblo. En el capítulo 33, el Señor le dice: “Te he puesto por atalaya sobre la casa de Israel; cuando oigas palabra de mi boca, adviérteles de mi parte.” La responsabilidad de Ezequiel era clara: hablar la verdad, aunque el pueblo no quisiera oírla. Si él callaba, sería responsable de su silencio; pero si hablaba y los demás no escuchaban, habría cumplido su deber. Más adelante, el mensaje se vuelve esperanzador: “Tan cierto como que yo vivo, dice el Señor, no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se vuelva de su camino y viva.” En el capítulo 34, Dios condena a los pastores egoístas de Israel que se alimentaban a sí mismos en lugar de cuidar al rebaño. Promete que Él mismo buscará a sus ovejas, las sanará, las hará descansar y levantará sobre ellas a un Pastor perfecto: Su siervo David, una profecía que apunta directamente a Jesús. Reflexiona: ¿Estás siendo un vigilante fiel en tu entorno, hablando la verdad con amor? ¿Estás permitiendo que Jesús, el Buen Pastor, guíe y restaure tu corazón cada día?En Santiago 5:1–12, el apóstol lanza una advertencia a los ricos que oprimen a otros, recordándoles que su riqueza se pudrirá y su injusticia será juzgada. No condena la prosperidad, sino la arrogancia y el abuso del poder. Luego, exhorta a los creyentes a tener paciencia en medio de las pruebas: “Sean pacientes hasta la venida del Señor… el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia las lluvias tempranas y tardías.” Santiago nos anima a mantener la esperanza firme y a no quejarnos unos contra otros, porque el Juez ya está a la puerta. Finalmente, recuerda el ejemplo de Job, cuya perseverancia fue recompensada, y nos exhorta a mantener la integridad en nuestras palabras: “Que su sí sea sí y su no sea no.” Reflexiona: ¿Estás viviendo con paciencia y esperanza mientras esperas la intervención de Dios? ¿Tus palabras reflejan integridad, aun cuando nadie te observa?En Proverbios 19:1–10, el proverbista nos recuerda que la integridad vale más que el éxito sin verdad. “Más vale el pobre que camina en integridad que el necio de labios perversos.” También enseña que la impaciencia y la necedad llevan a decisiones erradas: “La necedad del hombre tuerce su camino, y luego su corazón se irrita contra el Señor.” Este pasaje resalta la importancia de la prudencia, la compasión y la humildad. “El testigo falso no quedará sin castigo, y el que dice mentiras no escapará.” Finalmente, nos recuerda que la sabiduría no se mide por los bienes, sino por el corazón que teme a Dios.