DIA 327 - Se Llamará: "El Señor Está Allí"
Hoy estaremos leyendo Ezequiel 47-48, 2 Pedro 1 y Proverbios 21:11-20. En Ezequiel 47 y 48, el profeta termina su visión con una gran imagen de restauración. En el capítulo 47, Ezequiel ve un río que fluye desde el templo. Comienza como un hilo de agua y se convierte en un torrente profundo y vivificador. Dondequiera que ese río llega, todo cobra vida: las aguas del Mar Muerto sanan, los árboles producen fruto cada mes, y las hojas sirven de medicina. Es una escena que muestra lo que sucede cuando la presencia de Dios fluye desde el centro: la muerte se convierte en vida, lo estéril en fértil, lo seco en abundante. En el capítulo 48, se describe cómo será repartida la tierra entre las tribus, culminando con una declaración gloriosa: la ciudad se llamará “El Señor está allí.” Ese es el destino final del pueblo de Dios: vivir en un lugar marcado por Su presencia. Reflexiona: ¿El río de la presencia de Dios está fluyendo en tu vida diariamente? ¿Qué áreas necesitan ser sumergidas en ese río para volver a vivir?En 2 Pedro 1, el apóstol nos llama a crecer en el carácter y en el conocimiento de Cristo. Dios nos ha dado “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad”, pero nos corresponde responder con diligencia. Pedro nos invita a añadir a nuestra fe virtud, conocimiento, dominio propio, constancia, piedad, afecto fraternal y amor. Dice que si estas cualidades abundan en nosotros, no estaremos ociosos ni estériles en nuestro conocimiento del Señor. También recuerda que no seguimos fábulas, sino el testimonio real de la gloria de Cristo, confirmado por la Palabra profética más segura. Termina advirtiendo que la Escritura no tiene interpretación privada; fue inspirada por el Espíritu Santo. Reflexiona: ¿Estás creciendo activamente en tu carácter espiritual? ¿Qué paso necesitas dar hoy para avanzar en tu madurez en Cristo?En Proverbios 21:11–20, el proverbista resalta cómo las personas aprenden y reaccionan de manera distinta a la corrección. “Cuando al insolente se le castiga, el inexperto aprende; cuando se instruye al sabio, este adquiere conocimiento.” El humilde aprende rápido; el terco solo aprende por dolor. También dice: “El justo considera la casa del malvado, pero Dios trastorna al malvado por su maldad.” Nada escapa a la justicia divina. Después añade: “Mejor vivir en tierra desierta que con mujer pendenciera e iracunda”, subrayando el valor de la paz en el hogar. Y termina con una gran verdad: “Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio, pero el necio todo lo desperdicia.” La sabiduría no solo bendice el alma, también trae orden, provisión y estabilidad.