DIA 318 - El Nombre del Señor es Torre Fuerte
Hoy estaremos leyendo Ezequiel 29-30, Santiago 3:13-18 y Proverbios 18:1-10. En Ezequiel 29 y 30, Dios dirige su palabra contra Egipto, una nación que representaba poder, sabiduría y autosuficiencia. En el capítulo 29, el Señor compara al faraón con un gran monstruo que habita en el río Nilo, símbolo del orgullo egipcio. El faraón decía: “El Nilo es mío, yo lo hice.” Pero Dios le responde que lo atrapará con anzuelos y lo arrojará en el desierto. Egipto había sido el refugio en el que Israel había puesto su confianza, pero Dios deja claro que ningún poder humano puede reemplazar Su protección. En el capítulo 30, el juicio se extiende sobre toda la nación y sus aliados. Dios anuncia que el “día del Señor” traerá oscuridad y desolación, no solo para Egipto, sino para todos los que confían en la fuerza del hombre. Sin embargo, en medio de la advertencia, hay una enseñanza profunda: cuando Dios derriba lo que el hombre exalta, no es por crueldad, sino para recordarnos que solo Él es el Señor. Reflexiona: ¿Estás confiando en tus recursos o en el poder de Dios? ¿Qué “Egiptos” hay en tu vida, esos lugares donde buscas seguridad fuera de Su voluntad?En Santiago 3:13–18, el apóstol describe dos tipos de sabiduría: la terrenal y la celestial. “Si tienen celos amargos y rivalidad en el corazón, no se jacten ni nieguen la verdad.” La sabiduría del mundo se basa en la envidia, la ambición y la apariencia, y produce desorden y conflicto. Pero la sabiduría que viene de Dios “es pura, pacífica, amable, compasiva, imparcial y sincera.” Quienes la practican siembran paz y cosechan justicia. La verdadera sabiduría no busca tener razón, sino traer reconciliación. Reflexiona: ¿Tus decisiones están guiadas por la sabiduría de Dios o por la necesidad de demostrar algo? ¿Tus palabras y actitudes están sembrando paz o división?En Proverbios 18:1–10, el proverbista resalta el valor de la prudencia, la humildad y la fortaleza en Dios. “El insensato no se deleita en el entendimiento, sino en exponer su opinión.” Es fácil hablar, pero el sabio primero escucha. “Las palabras de la boca de un necio provocan contiendas, pero la boca del sabio es medicina.” También dice: “El nombre del Señor es torre fuerte; a ella corre el justo y está a salvo.” Este proverbio nos recuerda que nuestra seguridad no está en argumentos, riquezas ni reconocimiento, sino en el carácter firme y protector de Dios.