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unaVidaReformada

samuel hernández clemente
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  • Constancia HASTA EL FIN
    La vida cristiana no es un paseo espiritual ni un tour de emociones santas. Es una marcha militar hacia la gloria, una carrera de resistencia y una peregrinación a contracorriente del mundo, la carne y el diablo. En un tiempo donde muchos confunden la gracia con la flojera espiritual, y la fe con un simple sentimiento religioso, la Escritura nos llama a constancia hasta el fin. Perseverar no es opcional; es el sello de los verdaderos redimidos, la evidencia de que la gracia de Dios obra eficazmente en nosotros.
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    26:51
  • ¿Vestida y alborotada? NO; santa y preparada
    El Apocalipsis no retrata a la Iglesia como una novia caprichosa que corre de un lado a otro alborotada, buscando la aprobación del mundo o la moda del momento. No. La muestra como una esposa “santa y preparada”, vestida de lino fino, limpio y resplandeciente, que son “las acciones justas de los santos” (Ap. 19:8).Mientras el mundo se adorna para su propia perdición, la Iglesia se adorna para su encuentro con el Amado. Y su preparación no consiste en fuegos artificiales emocionales ni en programas religiosos frenéticos, sino en devoción, proclamación, esperanza y entusiasmo santo.
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    30:12
  • EscatoFOBIA, escatoMANÍA y escatoFICCIÓN
    Muchos piensan que la Biblia es una especie de esfera de cristal para predecir eventos futuros encriptados con códigos secretos; otros, en el extremo opuesto, evitan hablar del fin del mundo porque la sola idea de un “día final” les causa temor o les roba su aparente paz. Y por otro lado, no faltan los que, ante cada terremoto, guerra o pandemia, comienzan a publicar sus pronósticos sobre el inminente final de los tiempos. Pero, de acuerdo con la Palabra de Dios, todas esas perspectivas —y las que se les parezcan— no son señales de madurez espiritual, sino anomalías escatológicas, desvíos mentales y emocionales respecto a la verdadera esperanza cristiana.El apóstol Pablo nos recuerda que “nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13). Esperamos, sí, pero no como quienes especulan, tiemblan o fabulan, sino como quienes anhelan y trabajan con los ojos fijos en Cristo, “el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2).El estudio del fin no es para los curiosos ni para los cobardes, sino para los fieles. El Señor no nos llamó a temer el futuro ni a adivinarlo, sino a esperarlo trabajando. La verdadera escatología se traduce en diligencia presente: en vivir, servir, sufrir y gozar a la luz del “día de Cristo”. No temamos el fin, ni lo usemos para entretener nuestra mente, ni lo distorsionemos para calmar nuestra carne. Más bien, digamos como la Iglesia primitiva: “Amén. Ven, Señor Jesús” (Apocalipsis 22:20).Porque el fin del mundo para el creyente no es una catástrofe, sino una coronación; no es el cierre del tiempo, sino la apertura de la eternidad.Veamos entonces tres deformaciones comunes del pensamiento escatológico contemporáneo: la escatofobia, la escatomanía y la escatoficción; tres males que zarandean la fe o desvían la mirada de la verdadera esperanza bienaventurada.
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    32:56
  • Cuenta regresiva para un FINAL FELIZ
    La Escritura no deja espacio para el suspenso: los “últimos tiempos” no son una era futura de robots, guerras nucleares o microchips diabólicos. No. La cuenta regresiva comenzó con el nacimiento, la muerte y la resurrección de Cristo. Desde la encarnación del Verbo eterno, el reloj del fin empezó a marcar sus compases.“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” Hebreos 1:1–2El autor de Hebreos, con admirable claridad, dice que “en estos postreros días” —no en un futuro apocalíptico distante, sino en su presente— Dios habló “por el Hijo”. En otras palabras, la venida de Cristo fue el inicio del fin, el amanecer del día que pondrá fin a las tinieblas. Lo que muchos llaman “época de la Iglesia” o “era de la gracia” no es un paréntesis improvisado, sino la etapa culminante del plan redentor. Vivimos en la cuenta regresiva, pero no hacia el desastre, sino hacia la consumación de todas las cosas en Cristo (Efesios 1:10).EL SERMÓN QUE JESÚS NO TERMINÓEn la sinagoga de Nazaret, Jesús se levantó a leer el rollo del profeta Isaías. Eligió el pasaje que nosotros conocemos como Isaías 61:1–2: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová… a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro” - Pero el evangelio de Lucas nos presenta una pausa intencional. Jesús cerró el libro antes de leer la frase “y el día de venganza del Dios nuestro” (Lucas 4:19–20). No fue descuido, sino con toda intención - Cristo marcó así una división entre el “año agradable” y el “día de venganza”. El primero comenzó con su ministerio terrenal y aún sigue vigente; el segundo espera su regreso glorioso. Entre ambos se extiende el largo año de la gracia, el jubileo espiritual que anuncia libertad, perdón y reconciliación con Dios.La interrupción de la lectura fue una proclamación profética: todavía es tiempo de arrepentirse. La guillotina del juicio no ha caído porque la paciencia del Señor “es para salvación” (2 Pedro 3:15). Pero ese silencio tiene fecha de caducidad.EL AÑO AGRADABLE DEL SEÑORLlamamos “año agradable del Señor” a este tiempo en que la puerta de la misericordia sigue abierta. Es la era del evangelio, el tiempo de la misión, la hora de las buenas nuevas. El Hijo reina desde su trono celestial y extiende su cetro de gracia sobre las naciones, llamando a los hombres a reconciliarse con Dios.El apóstol Pablo lo expresó con urgencia: “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.” (2 Corintios 6:2) - Cristo no retarda su venida por negligencia, sino por compasión. Aún hay ovejas perdidas que deben ser traídas al redil. Este es el año prolongado de misericordia y perdón, cuando los cautivos son libertados y los ciegos ven. Pero llegará el punto final. El “día de la venganza” no fue cancelado, solo pospuesto.EL DÍA DE VENGANZA: EL JUICIO FINALCuando el Señor regrese —no como Cordero manso, sino como León supremo, la era de la gracia dará paso al día de la justicia. Lo que hoy parece impunidad, entonces será juicio. Las lágrimas de los santos serán secadas, y las risas burlonas de los impíos, silenciadas - “Porque vendrá el día de Jehová de los ejércitos sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo el que se ensalce, y será abatido.” (Isaías 2:12) - No habrá escapatoria ni apelación. El tribunal estará presidido por Aquel que fue crucificado. Y los que hoy menosprecian su cruz enfrentarán su corona. Sin embargo, para el creyente, ese mismo día será la aurora de la alegría eterna. Lo que para unos será el fin de toda esperanza, para otros será el principio de toda dicha.
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    29:58
  • Bienaventurados los PASTORES
    A lo largo de los siglos, la Iglesia ha enfrentado dos tipos de enemigos: los que la oprimen desde fuera y los que la corrompen desde dentro. Los primeros —reyes, imperios y sistemas hostiles— han intentado apagar la fe con fuego, espada y cárcel, pero siempre han fracasado. Cada mártir ha sido semilla de nuevas congregaciones, y cada hoguera encendida ha alumbrado aún más la gloria del Evangelio.Pero los enemigos interiores, los que hablan en nombre de Cristo sin conocerle, han hecho un daño más profundo. No usan espadas, sino palabras. No atacan los muros de la iglesia, sino los cimientos del púlpito. Predican “otro Cristo”, más cómodo, más digerible, más comercial; un evangelio sin arrepentimiento, sin santidad y sin cruz. Han aprendido a endulzar el veneno, a vestir la mentira con versos bíblicos y a reemplazar la gracia por autoayuda.La Escritura ya los había anunciado: “habrá falsos maestros entre vosotros”. No se oponen a la iglesia, pero la vuelven superficial, tibia, vacía. Su estrategia no es el ataque frontal, sino el susurro del error. El tirano persigue; el falso pastor confunde. El primero hiere el cuerpo, el segundo enferma el alma.Y así, mientras la persecución refina la fe, la falsedad la erosiona. Los falsos pastores son como termitas espirituales: destruyen en silencio, hasta que un día el templo de la verdad colapsa por dentro. En nombre del amor, toleran el pecado; en nombre de la inclusión, sacrifican la verdad; en nombre de la libertad, desprecian la santidad.De ellos debemos llorar, no sólo por el daño que causan, sino porque se han convertido en caricaturas del ministerio que un día juraron servir. Son pastores sin Biblia, predicadores sin cruz, Sus rebaños son numerosos, pero no santos; sus sermones son populares, pero no fieles.Sin embargo, no todo es lamento. Bienaventurados los pastores que siguen abriendo la Biblia cuando muchos abren tendencias. Bienaventurados los que se atreven a decir “así dice el Señor” cuando el mundo grita “así siento yo”. Bienaventurados los que prefieren perder una multitud antes que traicionar una verdad. Estos hombres son los centinelas de la iglesia. Guardan la doctrina con celo, predican con convicción y enseñan con fundamento bíblico. No predican lo que agrada al oído, sino lo que sana al corazón. Su mensaje no siempre llena templos, pero cumple con el deber; predicar la Palabra. Quien ha sido llamado al ministerio sabe que no es dueño del rebaño, sino siervo del Pastor eterno. Su labor no consiste en producir resultados, sino en permanecer fiel. No predica para gustar al hombre, sino para agradar a Dios. Dichosos los que entienden que el púlpito no es una pasarela, sino un altar donde Cristo debe ser honrado en cada predicación y la audiencia consolada, confrontada e instruida con la Palabra de Dios sin diluirla ni adulterarla.Sí, hay lobos. Muchos. Pero también hay pastores fieles, pastores que aún aman a Cristo más que al aplauso, y que siguen alimentando al rebaño con la sana doctrina, sin importar el precio. Ellos son los bienaventurados del Reino: Los que no se venden al mejor postor,los que no negocian la cruz, los que no cambian la verdad por popularidad. Dichosos los pastores que aún creen que la Palabra basta, que Cristo reina y que el Espíritu obra.Dichosos los que resisten la tentación del espectáculo, y prefieren la aprobación del Redentor.
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    14:38

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Generated: 10/28/2025 - 2:03:11 AM