El sistema clásico del dispensacionalismo
interpreta la historia bíblica como una serie de siete administraciones divinas distintas, o oikonomias, cuyo propósito último es la manifestación de la gloria de Dios. Lejos de ser meros períodos de tiempo, cada dispensación representa una mayordomía específica bajo la cual la humanidad es puesta a prueba con respecto a una revelación particular de la voluntad de Dios. Un patrón cíclico de revelación, prueba, fracaso humano y juicio divino caracteriza cada era, demostrando la incapacidad inherente del hombre para alcanzar la justicia por sus propios medios y subrayando la suficiencia de la gracia de Dios.El sistema se fundamenta en tres pilares irreductibles, o sine qua non: 1) una distinción ontológica y funcional entre Israel y la Iglesia; 2) una hermenéutica literal y gramático-histórica aplicada consistentemente a toda la Escritura, incluyendo la profecía; y 3) la convicción de que el propósito subyacente de la historia es doxológico (para la gloria de Dios), no meramente soteriológico. Este marco sostiene que las promesas incondicionales hechas a Israel en los pactos Abrahámico y Davídico deben cumplirse literalmente en un futuro reino terrenal de 1.000 años (el Milenio), que es distinto del programa actual de Dios para la Iglesia. La era de la Iglesia se considera un "misterio" no revelado en el Antiguo Testamento, un paréntesis en el trato de Dios con su pueblo terrenal, Israel.Fundamentos del DispensacionalismoDefinición de Oikonomia: De la Administración a la ÉpocaEl término "dispensación" deriva del griego oikonomia (oikos - casa, nemo - administrar), que significa literalmente "la administración de una casa". Aunque C.I. Scofield la popularizó como "un período de tiempo", teólogos posteriores como Charles Ryrie han refinado el concepto, definiéndolo como una mayordomía o una economía distinguible en la ejecución del propósito de Dios. No se trata de diferentes formas de salvación —que siempre es por gracia a través de la fe—, sino de diferentes reglas de vida y códigos administrativos bajo los cuales Dios gestiona los asuntos del mundo.El debate contemporáneo distingue entre:• Dispensacionalismo Tradicional (Scofield, Chafer, Ryrie): Mantiene distinciones agudas entre las administraciones, especialmente entre Israel y la Iglesia, viendo a esta última como un "paréntesis" no profetizado en el plan de Dios para Israel.• Dispensacionalismo Progresivo (Blaising, Bock): Propone una mayor continuidad entre las dispensaciones, argumentando que la Iglesia es un cumplimiento inaugural ("ya, pero todavía no") de las promesas del reino del Antiguo Testamento.Los Tres Pilares Irreductibles (Sine Qua Non)Charles Ryrie estableció tres principios teológicos que definen el sistema dispensacional:1. La Distinción entre Israel y la Iglesia: No es una diferencia temporal, sino ontológica. Israel tiene promesas terrenales y nacionales vinculadas a pactos incondicionales. La Iglesia, el Cuerpo de Cristo, es una entidad celestial y un "misterio" cuya existencia no fue revelada en el Antiguo Testamento.2. Hermenéutica Literal (Gramático-Histórica): La interpretación de la Escritura debe ser consistente, aplicándose de la misma manera a la profecía que a la doctrina. Esto exige que las promesas de tierra, descendencia y reino hechas a Israel se cumplan de forma literal y física, sin ser alegorizadas o espiritualizadas como cumplidas en la Iglesia.3. El Propósito Doxológico de la Historia: El fin último de la historia no es solo la salvación del hombre, sino la gloria de Dios. Douglas Brown argumenta que el dispensacionalismo demuestra de manera única cómo Dios se glorifica a través de la diversidad de sus administraciones (Ley, Gracia, Reino), mostrando diferentes facetas de su carácter inmutable.