Glaciares despiertan volcanes
Glaciares despiertan volcanes: El cambio climático podría provocar erupciones volcánicas más frecuentes y explosivas, advierten científicos desde Chile y la Antártida. Por Félix Riaño @LocutorCo Estudios en los Andes revelan que el derretimiento de glaciares libera presión sobre cámaras de magma, aumentando la actividad volcánica. La Antártida y otras regiones están en riesgo. El calentamiento global no solo derrite glaciares: podría estar preparando el escenario para una nueva era de erupciones volcánicas. Investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, liderados por Pablo Moreno-Yaeger, han demostrado en los Andes chilenos que cuando el hielo desaparece, la Tierra tiembla. Bajo la presión de kilómetros de hielo, los volcanes permanecen dormidos, pero al desaparecer esa capa, los gases atrapados en el magma escapan con violencia. El fenómeno podría repetirse en lugares como la Antártida, donde más de cien volcanes están ocultos bajo el hielo. ¿Estamos ante un ciclo de retroalimentación entre hielo, fuego y clima? El hielo que antes contenía al magma ya no está ahí. En lo alto de los Andes del sur de Chile, los volcanes dormidos cuentan historias escritas en lava y cenizas. Allí, el equipo de Moreno-Yaeger acampó durante semanas estudiando seis volcanes, entre ellos Mocho-Choshuenco, que significa “el cabeza cortada” en mapuche. Durante la última edad de hielo, esta zona estuvo cubierta por una capa de hielo de más de 1.500 metros de grosor. Con ayuda de datación por isótopos y análisis de cristales volcánicos, los científicos lograron reconstruir cómo la presión glaciar frenó las erupciones entre hace 26.000 y 18.000 años. Pero todo cambió cuando el hielo comenzó a desaparecer. El estudio muestra que al reducirse la presión, los gases contenidos en el magma se expanden y aumentan la explosividad. Es como abrir una botella agitada de gaseosa. Las rocas analizadas mostraron que el magma, al quedarse atrapado, tuvo tiempo para mezclarse con la corteza terrestre, volviéndose más viscoso. Eso también aumenta la violencia de la erupción. En términos geológicos, este proceso es casi inmediato, pero en escalas humanas toma siglos. Y esos siglos están corriendo ahora mismo en zonas como la Antártida. El estudio, presentado en la conferencia Goldschmidt en Praga, es uno de los primeros en demostrar este fenómeno en sistemas volcánicos continentales. Hasta ahora se conocía sobre todo por Islandia, donde el deshielo ha estado vinculado a una actividad volcánica mayor. Pero los Andes no son una isla, son un continente en ebullición.🚨 Problemática🚨——La parte más inquietante es lo que podría venir después. A medida que el mundo se calienta por la quema de combustibles fósiles, glaciares en Alaska, Rusia, Nueva Zelanda y especialmente en la Antártida se están retirando rápidamente. Y bajo esas capas de hielo, hay volcanes dormidos que podrían volver a la vida. En el caso del continente blanco, se han identificado al menos 138 estructuras volcánicas ocultas bajo el hielo de la Antártida Occidental. Muchas de ellas están sobre zonas de fractura de la corteza, lo que las hace especialmente propensas a activarse con el cambio de presión. Los efectos de una erupción en esas condiciones serían globales. En el corto plazo, podrían enfriar temporalmente el planeta, como ocurrió con la erupción del Monte Pinatubo en 1991, que redujo la temperatura global en 0,5 grados Celsius. Pero si ocurren muchas erupciones seguidas, la cantidad de gases como dióxido de carbono y metano que se libere podría empeorar el calentamiento. Sería un ciclo de retroalimentación muy peligroso: el calor derrite el hielo, eso activa los volcanes, y los volcanes liberan gases que calientan aún más la Tierra. Y no se trata solo de un riesgo ambiental. Las erupciones pueden desplazar poblaciones, contaminar el aire, alterar rutas aéreas y hasta generar tsunamis si ocurren cerca del mar. La amenaza es real y global, y está íntimamente conectada con nuestras decisiones sobre energía, consumo y emisiones.✅ Desenlace✅——Afortunadamente, los avances científicos nos están dando herramientas para vigilar mejor esta amenaza. Por ejemplo, se pueden detectar señales de alerta como el aumento de emisiones de dióxido de azufre, movimientos sísmicos, deformación del terreno o cambios en los sonidos subterráneos. Estas pistas permiten crear sistemas de monitoreo temprano que podrían salvar vidas. A pesar de que no podemos saber exactamente cuándo va a hacer erupción un volcán, sí podemos identificar cuáles están aumentando su actividad y preparar a las comunidades cercanas. Además, el conocimiento sobre este vínculo entre glaciares y volcanes ya está cambiando la forma en que los científicos observan otras regiones. Por ejemplo, el supervolcán de Yellowstone, en Estados Unidos, o zonas de Nueva Zelanda como Taupō, que también han tenido actividad explosiva en el pasado, podrían ser más vulnerables de lo que se pensaba si el hielo sigue derritiéndose. En Chile, Indonesia e Italia, ya se están notando cambios. El Monte Etna, por ejemplo, ha tenido más de diez fases eruptivas solo en este último año. El mensaje principal de los investigadores es que no se trata de una predicción apocalíptica, sino de una llamada a estar preparados. Comprender la relación entre el hielo y el fuego puede ayudarnos a mitigar los impactos, reducir riesgos y tomar decisiones más responsables frente al clima. Y eso, a fin de cuentas, es una oportunidad para actuar a tiempo.No es la primera vez que se habla de este fenómeno, pero sí es la primera vez que se estudia con tanto detalle en una región continental. En 2004, un equipo encontró rastros similares en rocas volcánicas de California. Pero fue en Islandia donde este tipo de erupciones post-glaciales se documentaron desde los años setenta. Por ejemplo, el volcán Katla ha sido monitoreado por su alta emisión de gases de efecto invernadero, hasta 24.000 toneladas métricas de CO₂ al día en 2016 y 2017. Y no es solo el magma lo que cambia. El peso del agua de deshielo, al aumentar en los océanos, también puede generar terremotos. Se ha documentado que los embalses muy llenos pueden provocar sismos por la presión del agua. Lo mismo podría pasar con el aumento del nivel del mar. Todo está conectado: volcanes, glaciares, atmósfera, océanos... y nosotros en el medio. Este tipo de investigaciones ayuda a llenar un vacío en los estudios sobre cómo el cambio climático afecta los sistemas geológicos. Por eso, la comunidad científica insiste en que es urgente seguir investigando, especialmente en lugares poco accesibles como la Antártida. Si comprendemos mejor estos procesos, podremos anticipar sus efectos y diseñar estrategias para protegernos. La ciencia, una vez más, ofrece una brújula en medio del caos del clima. El derretimiento de glaciares podría estar despertando volcanes dormidos. Hay riesgos globales, pero también avances científicos para prepararnos. Te invito a compartir este episodio y seguir escuchando Flash Diario en Spotify. El cambio climático derrite glaciares y eso podría provocar más erupciones volcánicas explosivas. El riesgo crece en la Antártida. 📚 BibliografíaThe GuardianDaily MailNewsweekInside Climate NewsConviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/flash-diario-de-el-siglo-21-es-hoy--5835407/support.