SpaceX gana, NASA pierde
Presupuesto de Trump impulsa a SpaceX mientras recorta 24 % del dinero para NASA Por Félix Riaño @LocutorCo El nuevo presupuesto del presidente Donald Trump propone recortar en más de 6 mil millones de dólares el dinero para la NASA en 2026. Es el mayor recorte propuesto a la agencia espacial en toda su historia. Mientras tanto, esos fondos no desaparecen: se redirigen hacia programas de defensa espacial y hacia compañías privadas como SpaceX, que podrían recibir miles de millones en nuevos contratos. El plan sugiere eliminar el cohete SLS de Boeing y la cápsula Orión de Lockheed Martin, pilares de las misiones Artemisa, y en su lugar usar cohetes más económicos fabricados por empresas como SpaceX y Blue Origin. También busca cancelar la estación lunar Gateway, un proyecto internacional en el que participan Europa, Japón, Canadá y Emiratos Árabes Unidos. En paralelo, se propone aumentar mil millones de dólares para misiones a Marte, alineándose con el sueño de Elon Musk de colonizar el planeta rojo. ¿Es esto un impulso a la innovación o una apuesta riesgosa que pone en pausa la ciencia y las alianzas internacionales? El plan desplaza contratos clave hacia empresas privadas estadounidenses. La propuesta del presupuesto federal de 2026, publicada justo en el Día Nacional del Espacio, plantea una nueva visión sobre cómo y con quién se explora el universo. Mientras que otros años se había celebrado la cooperación internacional y el avance científico como pilares de la NASA, este documento concentra los recursos en programas más comerciales y militares. Se trata de una reorientación hacia el espacio como escenario de competencia económica y estratégica. SpaceX, empresa de Elon Musk, aparece como protagonista principal en esta nueva etapa. Actualmente, ya es la contratista más grande del Pentágono y de la NASA, y este presupuesto le abriría aún más puertas. Las inversiones más ambiciosas se concentran en dos objetivos concretos: la defensa antimisiles desde el espacio y los viajes tripulados a Marte. La empresa ha estado preparando su nave Starship justamente con este propósito. Si se aprueba este plan, Estados Unidos cambiaría su enfoque del conocimiento científico hacia la conquista y protección desde el espacio. El cambio de prioridades ha despertado preocupaciones entre científicos, académicos y expertos en política espacial. La propuesta recorta en un 47 % el presupuesto de ciencia de la NASA, lo que afectaría satélites para monitorear el clima, misiones robóticas a otros planetas y programas de observación del universo profundo. Además, pone en riesgo miles de empleos científicos y técnicos. La estación Gateway, que serviría como plataforma para futuras misiones a la Luna y Marte, sería cancelada, lo cual afecta acuerdos con Japón, Canadá, Europa y Emiratos Árabes Unidos. La Estación Espacial Internacional también enfrentaría recortes: menos astronautas, menos experimentos y una retirada anticipada en 2030. Para muchos, esta propuesta no es solo un cambio presupuestal, sino una transformación del modelo de cooperación científica por uno centrado en el interés nacional y privado. Organizaciones como The Planetary Society advierten que el presupuesto es una amenaza directa a la formación de nuevos científicos y al liderazgo global de Estados Unidos en exploración espacial. Aunque este presupuesto aún debe ser aprobado por el Congreso, ya está generando un fuerte debate. La congresista Grace Meng dijo que los recortes son "impactantes" y que destruirán años de trabajo de investigadores y educadores. Otros legisladores, como George Whitesides, aseguran que este sería el ataque más fuerte a la NASA en décadas. Del lado empresarial, hay quienes celebran el giro hacia sistemas “más eficientes” y dicen que los cohetes de SpaceX y Blue Origin pueden hacer lo mismo que el SLS, pero con menos dinero. El propio Elon Musk ha sugerido retirar la Estación Espacial antes de 2030 y usar los recursos para su visión marciana. Mientras tanto, la NASA sigue construyendo el cohete SLS y la cápsula Orión para las misiones Artemisa 3 y 4, que ya están en marcha. Los ingenieros que trabajan en estos proyectos piden claridad, mientras las alianzas internacionales esperan señales oficiales. En el fondo, esta discusión refleja una tensión entre dos modelos: la ciencia pública con alianzas globales, y la exploración comercial con fines estratégicos. Durante el año fiscal 2024, SpaceX ya había asegurado contratos por 3.800 millones de dólares. En total, desde su fundación, la empresa ha recibido más de 18.000 millones en contratos federales. Uno de sus mayores logros recientes es el contrato para desorbitar la Estación Espacial Internacional cuando termine su vida útil. Ese trabajo está valorado en 843 millones. También está construyendo la nave Starship, pensada para llegar a Marte y que ya ha sido elegida por la NASA para aterrizar en la Luna durante la misión Artemisa 3. Por otro lado, Boeing y Lockheed Martin enfrentan la posible cancelación de sus contratos, pese a haber invertido décadas en el desarrollo de las misiones actuales. Mientras SpaceX avanza con cohetes reutilizables, las grandes contratistas tradicionales quedan en una posición incierta. Japón, que tenía previsto enviar a su primer astronauta a la Luna como parte del programa Artemisa, también ve peligrar su participación. Las decisiones sobre estos temas aún están en manos del Congreso, que deberá decidir si sigue esta nueva ruta o defiende el modelo científico tradicional. Trump propone una reestructuración espacial: más fondos para SpaceX, menos para ciencia pública. Marte y defensa ganan protagonismo, mientras NASA pierde apoyo internacional. ¿Es esto el futuro de la exploración espacial? Te invito a seguir escuchando Flash Diario en Spotify y comentar tu opinión. Bibliografía:The New York Times Reuters Spaceflight Now Planetary Society Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/flash-diario-de-el-siglo-21-es-hoy--5835407/support.