PodcastsHumorEscríbeme pronto

Escríbeme pronto

Jennifer McNamara
Escríbeme pronto
Último episodio

Episodios disponibles

5 de 25
  • Aquelarre creativo de fin de año
    ¿Prefieres escuchar esta carta con todo y mi voz? Activa el audio con el botón👆🏼Querida persona que me lee:Estamos en la delgada línea entre noviembre y diciembre. Lo cual se presta para hacer una mezcla entre Día de muertos y Navidad. Porque, por regla general, yo no canto villancicos sino hasta el primero de diciembre.Lo que ya hice, en un impulso de oferta, fue comprarme un árbol, y ayer estaba revisando los adornos con los que cuento. Entre luces enredadas (¿cómo le hace la entropía para enredar un cable guardado?), también di con juguetes para gato… que espero que me sirvan antes de que mis mercenarios peludos decidan acabar con la planta navideña.Los últimos días de noviembre huelen a buen ambiente para que las brujas hagan hechizos. El aire huele a transformación: a hoguera literal y metafórica. A la urgencia de crear antes de que el año nos abandone. Por eso traigo cosas bastante lindas en esta edición.En el menú de hoy hay:* Un libro para reapreciar la paz 📚* Dos discos que algo tienen que ver con magia 🎵* Un reto escritural disfrazado de calendario de adviento 💡* Un cuento de ese reto, que trata sobre un elevador 🖊️* Una reflexión sobre los destellos creativos de temporada 💭A veces leo por obligación. Por salir de mi zona de confort. Pero para este fin de año dije: Basta. Tomaré uno de los libros que tengo por ahí que en serio se me antojen.Se me antojaba transportarme a Medio Oriente. De la mano de Muhsin Al-Ramli llegué a conocer a tres amigos iraquíes; quienes, aunque siempre estuvieron juntos en la infancia, la vida y la guerra se hicieron cargo de apartar. Es una grandísima crítica a Saddam Hussein sin nombrarlo jamás.Los jardines del presidente empieza fuerte. Con la cabeza de uno de estos amigos en una caja de plátanos. No, en el pueblo donde sucede esto no hay platanares. Claro que no todo es tragedia, también hay historias de amor, hay descendencia, vida y la novela tiene varios pasajes que parecen sacados de cuento.Al-Ramli se encargó de que pusiera pies en polvorosa para este fin de año. Mientras nos debatimos si comprar árbol natural o artificial, hay jardines reales siendo irrigados… con sangre real. Feliz Navidad.Lo puedes conseguir en Amazon en este link.Más bien, un par de álbumes.Este otoño, dos bandas femeninas nos regalaron disco. Por un lado, Florence + The Machine lanzó Everybody Scream, nacido literalmente de las entrañas del dolor físico. Florence Welch casi muere en el escenario tras tener un embarazo ectópico, que condujo a un aborto natural. Tenía una trompa de Falopio rota antes de subir al escenario y cantó sin saber que tenía una cantidad de sangre en el abdomen equivalente a una lata de Coca-Cola.Diez días después estaba cantando de nuevo como si su vida dependiera de ello. Porque tal vez sí dependía.Las versiones de cámara (chamber versions) son particularmente increíbles. El disco huele a tierra húmeda, sabe a hierbas amargas, y suena como si las brujas de Salem hubieran tenido acceso a sintetizadores.El disco además habla sobre el sexismo, sobre sus experiencias recientes y sí, sobre un poco de hechicería.Mientras, The Last Dinner Party nos da “Desde la pira” From the Pyre; esto es lo que pasaría si Juana de Arco hubiera formado una banda de rock con las hermanas Brontë. Estos cinco seres (todas mujeres y personas no binarias) tomaron la hoguera medieval y la convirtieron en pista de baile. Con “Rifle”, por ejemplo, no sabes si quieres llorar o quemar algo… metafóricamente, claro, no promuevo la piromanía.Ambos discos abrazan la brujería desde ángulos distintos: Florence desde el ritual de sanación, Last Dinner Party desde la pira como renacimiento. Ambos disponibles en Spotify para tu aquelarre personal de camino al trabajo.Si te has estado perdiendo mi contenido de los últimos días en Instagram o Substack, te lo anuncio en este correo hoy. Estoy en un reto de escritura llamado Escribe antes de Navidad. Un calendario de adviento escritural para escritores y no escritores.Comenzamos apenas el lunes (24 de noviembre). Puedes revisar los prompts o disparadores para que escribas en mi post del sábado. Y te puedes apuntar en este formulario si además quieres revisar en donde compartir tus escritos con algunos tips de escritura e inspiración en correos adicionales.Piensa este reto como cajitas numeradas para que, en vez de encontrar un dulce, descubras u pretexto para armar una historia.Escribe una historia que tenga lugar completamente dentro de un elevador atascado:El elevadorVivir en el piso más alto me daba las vistas más hermosas de la ciudad. Pero también significaba pasar más tiempo en el elevador.En el 20, se subió una familia que me puso incómoda. El papá tenía cara de congoja, la madre lloraba y la niña veía hacia abajo. Estaban los tres vestidos de negro.En el 17, se subió el vecino y el único perro que odiaba en el edificio: un bulldog que apestaba. Siempre me pregunté si su dueño era consciente del olor. A veces, por deporte, me preguntaba a qué olería su departamento.En el 16 entró un hombre trajeado que pegaba gritos en el teléfono con quien parecía ser su asistente.En el 15 entró un chico muy delgado con una transportadora. No se alcanzaba a ver el animal que había dentro, salvo por algunos pelillos pardos.Y en el 14, el elevador se detuvo. Las puertas no se abrieron.Decidí romper el silencio.—¿No podría apretar alguien el botón de apertura de puertas?Fue la niña del vestido negro quien alcanzó el botón… equivocado, porque apretó el de cerrar puertas. Obviamente no produjo nada.El hombre del teléfono dio dos pasos para alcanzar el botón correcto.—¡Ya sé que no me oyes bien! Vengo en un elevador. Ash.De todos modos, tampoco pasó nada y el dueño del bulldog acabó por avanzar y tocar el botón de alarma. En vez del de SOS. Esto provocó un sonido infernal que puso a la niña a llorar, al bulldog a aúllar lastimeramente y al gato, ¡era un gato!, a bufar desde la transportadora.Abriéndome paso entre la pequeña multitud, toqué el botón de SOS, que detuvo la alarma y activó el interfón. Nos pidieron guardar la calma, no hacer movimientos bruscos y no tratar de solucionar el problema. Que alguien venía para acá.—Oiga, su perro huele horrible —decidió romper el silencio mi amigo enojado del teléfono.—Sí huele bien feo —dijo la niña sorbiéndose los mocos.Su papá le hizo una seña para que guardara silencio.—Es que tiene un problema renal. —Pobre —dijo el dueño del gato.Me sentí un poco mal. Sólo un poco.—¿Morirá pronto? —pregunto la mamá de la niña, quien lloró todavía más fuerte.—Eh… no lo sé. Espero que no —contestó el vecino bulldog, tenso.—Es que nos dijeron que un familiar acaba de fallecer —explicó el marido.—Lamento su pérdida. ¿Sabe? Yo trabajo en una funeraria, le dejo mi tarjeta —dijo seguro el hombre del teléfono.El papá de la niña agradeció mientras la pequeña veía al techo, como si esperara a alguien.—¿Tú llevas al gato al veterinario? —le pregunté al hombre delgado.—Sí. Aunque espero que no sea por algo tan cercano a la muerte.No sé con qué tono habrá dicho esto, pero el elevador rió entero, salvo la niña.Comprobé que las situaciones tensas podían también ponernos en modo vulnerable. Cada uno nos fuimos sentando y para matar el silencio nos pusimos a hablar de nuestros muertos más recientes. Un primo. Un hermano. Un amigo. El mío sí había sido un gato. El chico delgado me pasó una mano por los hombros y me abrazó. Fue lindo, fue natural.La niña viendo al cielo tenía razón, porque no pasó mucho tiempo para que abrieran el techo para sacarnos con una escalera.Mientras esperaba mi turno y veía la maniobra para cargar al bulldog, hice una mueca. Vivir en el piso más alto, al parecer, también traía aventuras incluidas. Traía la posibilidad de pensar que la muerte era menos tenebrosa cuando la vida se detenía por una causa mecánica.La creatividad no hiberna, solo cambia de atuendo según la estación. En primavera se viste de flores y renovación. En verano, de aventuras y sudor; nota aparte, he descubierto que soy bastante mala para crear en verano. En otoño, nuestra parte artística es nostalgia prematura. Pero en invierno la creatividad se pone su mejor atuendo de bruja, se envuelve en mantas que huelen a canela y decide que es momento de los rituales más profundos.No es coincidencia que tantas personas, incluyéndome, sientan el impulso de crear cuando los días se acortan. Es como si la oscuridad temprana nos recordara que el tiempo es finito, que el año se acaba, que si no escribimos esa historia, pintamos ese cuadro, o componemos esa canción ahora… tal vez nunca lo haremos.El final del año es una pira donde quemamos lo que no funcionó, pero también donde forjamos lo nuevo. Cada destello creativo es una chispa que dice: “Todavía estás viva, todavía puedes transformar, todavía hay tiempo”. Y lo hay. Siempre hay tiempo para honrar ese lado humano que insiste en crear belleza donde antes no había nada. Aunque sea diciembre. Aunque estés cansada o cansado. Aunque las luces navideñas sigan enredadas.La mera verdad: tu creatividad no necesita permiso ni temporada oficial. Solo necesita que le digas que sí cuando toque a tu puerta, vestida de bruja, de santa, o de lo que le dé la gana. Porque al final, crear es el acto más humano y más mágico que podemos hacer. Es nuestra pequeña hoguera personal contra la oscuridad.¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.Con cariño libre de cosas Grinch,J. McNamara, aka Geeknifer.Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram.Escucha esta newsletter en Spotify, Apple Podcasts y YouTube. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit geeknifer.substack.com
    --------  
    10:12
  • Escribe diario este diciembre
    ¿Prefieres escuchar esta carta con todo y mi voz? Activa el audio con el botón👆🏼Querida persona que me lee:Esta es una edición especial del newsletter. Que te llega en un día extraño a horas extrañas.Si me has leído durante más de un año, sabes que la Navidad me gusta. Palabras más, palabras menos, me gusta porque me da la oportunidad de decir “te quiero” sin tener que decirlo. Los regalos, los actos de servicio, las cartas aleatorias, como estas, son ejemplo de ello.Por alguna razón, también es para mí una época de gran creatividad. Aunque en realidad me encanta el sol y el calor, sospecho que el exceso de estas dos mieles, me provoca escribir menos. La Navidad me remite a refugiarme detrás de un pino frondoso (de plástico, pero frondoso) y escribir en una libreta.Por eso, durante años he tenido el autorreto de escribir diario del 24 de noviembre al 24 (y a veces hasta) 25 de diciembre. Tras dirigir un grupo de El camino del artista, puedo decir que los retos que se completan normalmente involucran más personas.Entonces esta carta es una invitación para gente que escribe asiduamente, para escritores de ocasión pero sobre todo para ti, que nunca has escrito nada por deporte, sólo porque sí.No te preocupes, la idea tampoco es que esto se te haga una lista de tareas por hacer enorme para diciembre. La idea es que ocupes el invierno como un espacio para permitirte ser una persona creativa, signifique lo que signifique.Por ejemplo, en mi caso, escribo en prosa, normalmente 300 palabras y a mano. Me he dado cuenta de que escribir en libreta le da espacio a mi mano para analizar exactamente lo que tengo en la cabeza. Pero quizá lo tuyo es hacer estos ejercicios en verso, haikus, ensayos o lo que se te ocurra.Los prompts son sólo un pretexto. Un prompt de escritura es un motivo, un disparador para escribir. Y en este correo están todos. Pero si quieres recibir los prompts con tachas incluidas y escritos compartidos, te recomiendo rellenar este formulario.24 de noviembre - Día 1: Reescribe un mito (de la mitología que gustes) en un contexto moderno.25 de noviembre - Día 2: Escribe sobre alguien que encuentra un objeto perdido que no es suyo. ¿Qué hace con él?26 de noviembre - Día 3: Escribe una historia que tenga lugar completamente dentro de un elevador atascado.27 de noviembre - Día 4: Usa estas palabras en un poema o historia: espejo, noviembre, promesa y ceniza.28 de noviembre - Día 5: Escribe sobre el último día de algo (un trabajo, una relación, un negocio, una era).29 de noviembre - Día 6: Empieza con: “La carta llegó 20 años tarde…”30 de noviembre - Día 7: Escribe sobre alguien con una habilidad inútil que de repente se vuelve crucial.1 de diciembre - Día 8: Escribe a partir un paisaje sonoro que imagines. Empieza con “un auto circulando sobre grava”.2 de diciembre - Día 9: Una historia de 250 palabras o menos sobre tu libro favorito como si fuera un lugar físico que puedes visitar; puedes usar una película.3 de diciembre - Día 10: Empieza con: “Nadie había tocado el piano en años, pero esa noche…”4 de diciembre - Día 11: Escribe sobre dos extraños que se encuentran durante un apagón en toda la ciudad.5 de diciembre - Día 12: Toma 5 títulos de libros (o canciones) que tengas cerca y crea una historia usando esos títulos como si fueran oraciones.6 de diciembre - Día 13: Escribe una historia de horror psicológico en menos de 300 palabras.7 de diciembre - Día 14: Escribe sobre alguien que regresa a su pueblo natal después de 10 años y nada es como lo recuerda.8 de diciembre - Día 15: Describe un museo del futuro. ¿Qué exhibiciones tiene? ¿Qué artefactos de nuestra época considera importantes?9 de diciembre - Día 16: Abre un libro al azar (o una canción), toma la primera oración de la página y úsala como inicio de tu historia.10 de diciembre - Día 17: Escribe sobre alguien que puede ver 10 segundos en el futuro.11 de diciembre - Día 18: Una historia epistolar (en formato de cartas, mensajes de texto o correos).12 de diciembre - Día 19: Escribe el final de una historia sin escribir el principio ni el medio.13 de diciembre - Día 20: Usa estas palabras: diciembre, laberinto, mentira y faro.14 de diciembre - Día 21: Escribe sobre un reencuentro incómodo en un lugar público.15 de diciembre - Día 22: Escribe una historia desde la perspectiva de un objeto inanimado.16 de diciembre - Día 23: Escribe sobre tu mayor miedo, pero transfórmalo en algo absurdo o cómico.17 de diciembre - Día 24: Describe una tradición familiar que nadie fuera de tu familia entendería.18 de diciembre - Día 25: Escribe una historia sobre alguien que no puede mentir durante 24 horas.19 de diciembre - Día 26: Toma la foto más reciente de tu celular y escribe su historia de origen como si fuera un objeto mágico en una fantasía épica.20 de diciembre - Día 27: Escribe sobre un evento que sale terriblemente mal de manera cómica.21 de diciembre - Día 28: Una historia que tenga lugar durante un viaje en transporte público.22 de diciembre - Día 29: Escribe sobre el fin del mundo, pero desde la perspectiva de alguien que está teniendo el mejor día de su vida.23 de diciembre - Día 30: Escribe una historia o poema sobre lo que significa el hogar (si es en Navidad, mejor).24 de diciembre - Día 31: Día libre (o revisa y edita tu favorito del mes).Te dejo de nuevo el forms¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.Con cariño libre de cosas Grinch,J. McNamara, aka Geeknifer.Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram.Escucha esta newsletter en Spotify, Apple Podcasts y YouTube. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit geeknifer.substack.com
    --------  
    6:30
  • Calacas, Ubers y fantasmas
    ¿Prefieres escuchar esta carta con todo y mi voz? Activa el audio con el botón👆🏼Querida persona que me lee:Entre todas mis adicciones, la que más me gusta (y parece ser más sana) es mi adicción a asustarme en ambientes controlados.O sea, soy adicta al cine de terror.Y antes de que me digas que eso de sano tiene lo que yo tengo de cirujana plástica, déjame decirte que el terror es algo de lo más bueno para tu cuerpo. Por ejemplo, estudios recientes revelan que los fans del terror tuvieron más resiliencia durante la pandemia de Covid. Otros artículos sostienen que el terror puede ayudarte a mejorar tu ansiedad.Para mi fortuna, nací en México. Una tierra en donde ya existe una hibridación jalogüinesca con Día de Muertos. Los niños cantan “Queremos calaverita” y, aunque sabemos que existe el “Dulce o truco”, filosóficamente, la distinción que alguna vez Octavio Paz articuló persiste: los esqueletos que aterrorizan en la cultura occidental bailan coloridamente en las calles de mi país.Así que el menú de hoy es requetesano. Tiene un libro gratuito para asustarse 📕, unas películas para morir de miedo 🎥, un cuento sobre un trayecto en Uber 🖊️ y un regalito exclusivo de Día de Muertos.A todos nos ha pasado “algo”. Incluso aquellos incrédulos incansables admiten que hay una ventana de posibilidad: Sentí que alguien me tocó. Algo se movió de forma inexplicable. Bajó la temperatura.“Quizá sí fue algo”, decimos. León Rico es un escritorazo al que una vez le pasó algo con una puerta vieja. A raíz de ese incidente, desarrolló toda una novela. La astilla en el ojo me mantuvo al filo del asiento y devorando páginas cuando León me la dio a leer.Además, su estructura es interesantísima. Como una persiana en acordeón: va del capítulo uno al trece y luego del trece al uno. Los personajes son memorables. Sobre todo Guus, el archivista holandés que se topa con una casona inquietante.¿Lo mejor? La astilla en el ojo es gratis en esta temporada y la encuentras en este enlace. Este año me mantendré escueta. Tres películas, tres líneas por cada una (más o menos)* Nosferatu (HBO). Este remake de la clásica Nosferatu me devolvió la esperanza en los ambientes oscuros. Si eres fan de los vampiros es un must. Si no, al menos vela porque visualmente es hermosa.* Longlegs (Amazon Prime Video). Mitad película de asesino serial, mitad ocultismo. Es lo divertido de esta cinta: ¿qué tan ficticio es lo que vemos? Por cierto, el diablo aparece diez veces en segundo plano. Cuéntalas.* The Woman In the Yard (Para renta en diferentes plataformas). ¿Qué pasaría si una mujer vestida de negro hace plantón en tu jardín? Pues esta peli es ese cuento de hadas. Con final para volarte la cabeza.Un Uber—No, señorita. Si dicen que por aquí espantan.—¿Ah, sí? —pregunté, divertida.—Bueno, no nada más dicen. A mí me han pasado cosas raras.Yo iba en el Uber de camino a casa de mi padre, que estaba retirada. Había ido a la boda de una vieja amiga de la primaria. Era lindo volver a Puebla por una razón que no tuviera que ver con mi sangre.—¿Como qué le ha pasado?—En otra vida yo fui trailero. Una vez, de madrugada, venía yo de Veracruz y pasé por este camino que se ve por allá. Yo iba para Izúcar. Y de repente vi en la orilla del acotamiento a un señor caminando derechito, derechito. Piense: ¿Por qué alguien andaría a las dos de la madrugada solo?Me encogí de hombros y me percaté de que habíamos dejado atrás las luces de las casas y nos internábamos en la oscuridad del campo. Vi por el retrovisor la lejana luz del faro de una motocicleta antes de clavar la mirada de nuevo en el conductor. Tenía ojos juguetones debajo de unas cejas ásperas.—A lo mejor salía de trabajar —contesté.—Ahí esta otra cosa extraña, señorita. El hombre venía vestido como de minero. Pero de minero de museo; del siglo pasado, pues.Nerviosa ahora, desvié los ojos para escudriñar los límites de la carretera. No había ni un alma. Si, como el chofer decía, se me apareciera alguien vestido como en otra época, me habría zurrado de miedo.—¿Y qué hizo?—La verdad, pensé en detenerme a ayudar justo después de pasar junto al minero. Y ahí está el detalle: cuando vi por mis retrovisores, el hombre ya no estaba.—Igual era por la oscuridad —aventuré.—Tal vez. Pero las luces traseras de un tráiler iluminan bastante cuando la noche se cierra.Por instinto usé el retrovisor derecho a ver si yo veía alguna luz. Sólo vi el fulgor de los propios faros del Uber y el resplandor anaranjado de la moto que iba detrás, acercándose. El conductor aceleró.—¿Le ha pasado algo más? —pregunté.Miré entonces el navegador del celular, que marcaba ya sólo diez minutos para el destino.—Yo creo que lo peor que me pasó fue una vez en que creí que me iba a morir.—Ay, ¿por qué? ¿Se sintió mal manejando?El conductor apretó el volante antes de declarar:—No. Peor. Algo me seguía.En cuanto dijo esto, busqué la luz de la moto, pero no alcancé a verla.—¿Un fantasma? —sugerí.—No. O no sé. Haga de cuenta, señorita, que apareció detrás de mi coche, porque esa vez sí traía yo carro, una luz roja que se movía para un lado y luego para el otro. Obviamente primero pensé que era otro carro, o una moto, o una bici o cualquier cosa. Pero la luz no era redonda, era como un fuego. Y no un fueguito: era un fuego volador.Tragué saliva en la oscuridad y apreté mi cartera. Vi de reojo la luz de la moto otra vez y ya no me dio tranquilidad. Nosotros íbamos más rápido y la moto estaba más cerca.—El fuego se fue acercando —continuó el chofer— y le juro por lo que quiera, señorita, que sentí… que me sentí en peligro. Como amenazado. Como cuando alguien te está vigilando de lejos.Tomé aire para calmarme. Volví a ver el teléfono del conductor. Seguía marcando diez minutos para el destino. Giré despacio la cabeza hacia ambos lados y sólo vi negro. Normalmente se vería el Popo. Cuando hay luna se ve, al menos.—¿Qué hizo entonces? —pregunté.—Le pisé. Me quería deshacer de esa cosa, porque mis compañeros siempre me habían querido espantar advirtiéndome de las brujas.Atrás de nosotros, la luz de la moto ya estaba muy cerca. Me pareció que no era un faro eso brillante. Era un fuego.—¿Y perdió a la cosa esa? —dije a punto de gritar.El conductor no alcanzó a responderme. El auto ya iba a una velocidad endemoniada y salió volando por el barranco.Algunas noches sin luna todavía me da por seguirlo. A ver si ahora sí lo alcanzo.En vez de demorarme mucho reflexionando sobre lo irreflexionable en esta época, te dejo un regalo de Día de Muertos. Una calavera literaria, para ti, persona que me lee. En caso de que no las conozcas, las calaveras son poemas corto y satíricos que se escriben para el Día de Muertos en México. Usan humor y doble sentido para burlarse de la muerte y de personajes públicos.En este caso tú eres mi personaje público.Andaba la Calaca flacabuscando a quién llevarse ya, cuando vio en su compu Mac a alguien leyendo sin parar.“¿Qué lees ahí tan atenta?” —preguntó la Huesuda fiel— “Un newsletter que me alimenta más que el pan y que la miel”.La Muerte leyó un pedazo del cuento y la reflexión; aseveró: “Esto es un hitazo, ¡qué clase de diversión!”Se sentó a tu ladola señora Calavera, leyendo lo que has guardado en tu inbox desde otra era.“No te llevo todavía —dijo mientras se reía— primero acabas la carta, y esa serie que te encanta”.Y así la Muerte se fue dejándote un rato más, porque hasta ella quiere ver qué recomienda Geeknifer de más.Pero advirtió al despedirse, la Flaca negro vestir ”No dejes de suscribirte y compartir o no te dejo vivir”.Espero que tu spooky season esté llena de sustos, dulces y, de ser posible, de ofrenda a quienes extrañas, de olor a incienso y cempasúchitl.Otros especiales de terror:¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.Con cariño libre de miedos ,J. McNamara, aka Geeknifer.Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram.Escucha esta newsletter en Spotify, Apple Podcasts y YouTube. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit geeknifer.substack.com
    --------  
    10:46
  • Los miedos que no son fantasmas
    ¿Prefieres escuchar esta carta con todo y mi voz? Activa el audio con el botón👆🏼Querida persona que me lee:Seguramente ya has leído o visto por ahí esta teoría de que para tener más productividad hay que conocer tus ciclos de energía diarios. He de decir que, desde que soy consciente de que no soy precisamente una morning person, le saco más provecho al mediodía y a mis tarde-noches.Pues estoy casi segura de que semejantes ciclos también suceden a lo largo del año. Hasta 2025, es decir, hasta este año fui consciente de que en el primer y último trimestre es cuando históricamente escribo más.(Debí habérmelo imaginado el día en que se me ocurrió “Escribe antes de Navidad”, una especie de reto de escritura tipo inktober, pero en diciembre).Pues esta época del año me encanta porque los colores son más lindos (aquí no tenemos árboles naranjas, pero habemus cempasúchitl). De pronto los aromas son diferentes (me encanta el olor a incienso de ofrenda de Día de muertos) y, bueno, es válido hablar de fantasmas y, más adelante, de Navidad.Pero no quiero hablar de fantasmas hoy, sino de miedos de adultos. Así que en el menú de hoy encuentras:* 💽 Un generador de música, para que no seas tan presa de tu propio algoritmo* 🖊️ Un cuento sobre castillos en las nubes* 💭 Una reflexión sobre algo de miedo que no es terror… ¡O algo así!Hace unos días, gracias a otro newsletter descubrí una cosa portentosa.Al menos desde mi perspectiva, que le tengo miedo a que el algoritmo me cicle.Quizá hayas oído de los libros tipo 1001 cosas que hay que hacer antes de morir. Como 1001 libros que hay que leer antes de morir, 1001 películas que hay que ver antes de morir, mil y un lo que quieras; existe un laaargo etcétera en la lista que ya incluye treinta mil spin-offs (o sea, diría mi madre: ediciones que son la misma gata pero revolcada).En 2005 se lanzó 1001 álbumes que hay que escuchar antes de morir. Pues resulta que hay un generador diario de esa lista de álbumes. Sólo es cosa de que visites la página, nombres tu proyecto y, si quieres, pones un mail para que te llegue un álbum aleatorio de la lista para que lo escuches. Le das a un botón de tu preferencia y lo puedes escuchar en la plataforma que quieras (Spotify, Apple Music, YouTube, Tidal, etcétera).Apto para melómanos porque los discos van de cualquier género: pop, jazz, rap, dance, rock. Llevo yo tres discos y sí, son buenos discos. Me ha tocado rockcito con Sister, de Sonic Youth; hip-hop, con The Score, de Fugees; y pop con Madman Across The Water, de Elton John.Te dejo el enlace para que oigas música diferente.El castilloDesde la torre, él admiraba la lluvia como si fueran escamas de plata. Su castillo, su fortaleza, se alzaba poderosísima. No sobre una colina. No en un peñasco escarpado. Su hogar no necesitaba protegerse con diques. Las nubes para eso fungían.El mortal que llegara a vislumbrar esa morada creería que ahí habitaba un dios. No estarían equivocados, de alguna manera. Nadie nunca se había acercado lo suficiente, pero si alguien navegara entre la niebla de sempiterno rocío, admiraría una belleza brutal y oscura. Una edificación hermosa y temible a partes iguales. Gárgolas y vitrales que hablaban las lenguas de las escalas de grises.Él estaba aburrido. Los dioses también podían aburrirse; por si te lo preguntabas. Yo estaba sentado detrás de él, esperando a ver si ahora sí decía algo. Para ser muy honesto, ya no estaba seguro de que el problema fuese el aburrimiento. Quizá sólo estaba triste, muy triste. Como decían los mortales ahora, a lo mejor padecía depresión. Podría yo ir a los vastos jardines brumosos y sacar de ahí a algún psiquiatra. Alguno debía haber entre todos los estratocúmulos de doctores. Porque los abogados duermen en los cirrocúmulos. Los asesinos prefieren los cirros y los mentirosos los nimbos.No debería estar diciéndote esto, pero tampoco es que aquí se nos dé mucho cumplir con los deberes. Al escritor ése florentino se le ocurrió decir que vivíamos bajo tierra y ahí creen que seguimos. En realidad, para que escribiera eso prometimos un rotundo éxito. Le cumplimos. Nunca dijimos que sería bestseller mientras viviera. Mucho menos prometimos salvarlo del exilio.¿Qué se hace cuando tu señor cae en mutis? Se me ocurre otro término moderno: estrés postraumático tardío. Podría ser. ¿Pero en serio le tomó millones de años que el bajón le pegara tras la guerra de guerras?Él admiraba la lluvia, sus escamas de plata. Hic sunt dracones, escribiríamos en el mapa del celaje.—Jefe —me atreví a decir, enrollando la colita. —¿Qué le pasa?Para mi sorpresa, escuché un carraspeo grave, proveniente de la garganta del silencio.—¿Señor? —insistí.—Utukku.Había dicho mi nombre.—¿Sí?—He cometido todos los pecados. ¿Verdad?—Claro, mi señor.—¡Pues no! Después de centurias, acabo de reparar en que me falta uno.—¿De los de las tablas? —pregunté.—No. De los importantes.—¿Cuál?—Enamorarme, Utukku. Enamorarme —sentenció Satanás, en un suspiro nebuloso.Aunque en estas cartas durante octubre y noviembre me doy permiso de hablar sobre el terror, hoy quiero discutir más que fantasmas, los verdaderos miedos que se me cruzan por la cabeza.Este fin de año, por ejemplo, estoy algo temerosa de mi salud. Me fui a hacer estudios y, aunque a primera vista no parecen desastrosos, son un claro signo de que me estoy pasando de lanza con mi cuerpo. Y el miedo a perder la salud es un miedo algo más maduro que, aunque tiene exorcismo, no me deja de rondar la cabeza.Es que quiero seguir cuidando gatos hasta muy entrada en años, eh.Por cierto que este par de años también fueron de mucho miedo en mi vida romántica. Ahora veo la luz al final del túnel y estoy tranquila. ¿Pero a quién le puede asustar La Llorona cuando está La Soledad y La Falta de Reconocimiento? (así, con capitalización en inglés).Los miedos evolucionan con nosotros. Como que la Inteligencia Artificial nos quite el trabajo o que dejemos de ver a nuestra familia por alguna razón.Aunque estos terrores diurnos tienen una ventaja: no es necesario llamar a sacerdotes o brujos. Basta con hacerles frente. Porque el miedo está para saltártelo.¡Hasta el jueves de podcast en No recomiendo!Recuerda que el último capítulo fue sobre la serie de Ed Gein y no puedes dejar de oírlo si te gustan las historias de crímenes y asesinos.¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.Con cariño libre de miedos , J. McNamara, aka Geeknifer.Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram.Escucha esta newsletter en Spotify, Apple Podcasts y YouTube. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit geeknifer.substack.com
    --------  
    8:04
  • No optimices tu domingo
    ¿Prefieres escuchar esta carta con todo y mi voz? Activa el audio con el botón👆🏼Si es tu primera vez aquí, o no, tienes que hacer de cuenta que te mandé esta carta. Tiene unas cuantas recomendaciones, un cuento y una reflexión, que puedes leer en el orden que quieras. No es un blog ni un newsletter corporativo. Es una carta para ti, que llega cada dos miércoles. Ahora sí.Querida persona que me lee:Empecé escribiendo esto en otra parte del mundo. Es una carta internacional. Claro, a menos que me estés leyendo o escuchando desde Dallas, Texas, en los Estados Unidos.Te cuento todo en la reflexión.La cosa es que en esa tierra ajena a la mía y en estos días de descanso he podido disfrutarme como nunca. Estuve a punto de autoponerme un reto de escritura pero luego dije: A ver, ¿por qué debería implantarme un “deber” en mi semana de vacaciones? ¿Por qué siento necesidad de llegar a mil palabras por día, cuando simplemente podría dejarme llevar y regocijarme en mis dedos sobre el teclado?No me quiero sentir culpable por no haber “aprovechado” estos días. Porque… ¿Desde cuándo los hobbies tienen que ser productivos? ¿Quién demonios decidió que nuestro tiempo libre también tiene que generar resultados cuantificables?Hoy te traigo una carta sobre eso: sobre el derecho a hacer cosas sin ningún propósito más allá del puro disfrute. Sobre la libertad de ser malos en algo y seguir haciéndolo. Sobre el placer radical de perder el tiempo en lo que nos dé la gana.En el menú de hoy:* 📕 Un libro sobre creatividad sin presión* 🔮 Un producto que celebra el tiempo perdido* 🖊️ Un cuento sobre extraños eventos en un edificio* 💭 Una reflexión sobre el descanso real¡Artistas y creativos paralizados! Oídme. ¿Acaso tienes la idea de que todo lo que crees debe ser perfecto, útil o monetizable?Tengo el libro ideal para gente como nosotros. Richard Holman identifica diez demonios creativos —desde la procrastinación hasta el miedo al fracaso— y te ofrece estrategias para enfrentarlos usando ejemplos de los grandes. Como que Leonardo da Vinci era un flojonazo de primera o cómo Marina Abramović contempla el éxito.Lo que más me gusta del libro, además de que tiene dibujitos brillantes, es que Holman no te vende la historia de que todos podemos ser genios si nos esforzamos lo suficiente. Al contrario, te dice que crear es difícil, que dudar es normal, y que la creatividad no tiene por qué resultar en una obra maestra o en dinero en tu cuenta bancaria.A veces crear es solo el acto de hacer algo sin más propósito que el hacer mismo. Es breve (168 páginas), con humor y liberador. Ideal para leer un capítulo antes de sentarte a hacer esa cosa que quieres hacer pero que tu cerebro insiste en sabotear con comentarios como: “No eres suficiente”.Creative Demons and How to Slay Them (Demonios creativos y cómo acabar con ellos) de Richard Holman lo encuentras en este enlace.A veces necesitamos perder el tiempo. Es hermoso aburrirse y los resultados de esta experiencia. En algún punto, llegué a un mapa del mundo de Star Wars donde puedes explorar planetas y viajar por una galaxia muy, muy lejana sin moverte de tu silla.¿Es útil? Para nada. ¿Vas a aprender algo que mejore tu vida? Probablemente no. ¿Te vas a pasar unos cuantos minutos explorando Tatooine, Naboo y todos los rincones del espacio exterior ficticio? Claro que sí.Si eres fan de Star Wars, vas a disfrutarlo. Si no lo eres, tal vez te conviertas en uno. O tal vez sólo pases quince minutos mirando y sigas con tu vida. Todas las opciones son válidas. Porque no todo, una vez más, tiene que ser productivo.Lo encuentras en este enlace. Tinta de octubreEstaba harto de dar vueltas por el depa como león enjaulado, mejor salí de casa. Quería encontrarme con otro ser humano. Mi víctima apareció ante mí antes incluso de abandonar el edificio.Me sorprendió que el poli se hubiera dejado el bigote. Estaba apoyado en la pared, tejiendo. Un hombre extraño, sin duda. Nuestras miradas se encontraron y sonrió mostrando sus nuevas coronas. Le hacían ver más turbio, pero seguro era más feliz.—Hola, don Mich. ¿Cómo va? —dije.El cubículo de vigilancia era un espacio más alternativo que galería de arte. La decoración estaba basada en donativos raros. Como una silla que se quejaba por todo. El poli del otro turno, Jhon, había perforado la pared y colgado la cornamenta de un venado. Sobre el escritorio había un mousepad en forma de estrella de mar, una cosa inútil; tanto por la forma del objeto, como porque los polis no tenían computadora.Más que cubículo de vigilancia, parecía cuarto de bruja.—Pues más o menos, don Toño. Un imprudente toqueteó tanto el botón del portón que ya jodió el mecanismo automático.—Ha de haber sido el pesado del 33. El otro día se la hizo de tos a la de la limpieza porque casi le barre los zapatos.—Qué le digo, hay gente peor que la picadura de cien mosquitos.En ese momento, apareció ante nuestros ojos una figura de tronco chueco y harapiento. Parecía un error en aquel lugar. Uno muy ornamentado, eso sí. Tenía pinta de haberse puesto de acuerdo consigo mismo para ponerse encima todas las ropas que la gente le regalaba. Era listo, nuestro indigente de la cuadra, porque con el frío ártico que estábamos padeciendo, su original estilo lo protegía.Aunque yo sabía que uno de los polis y él eran rivales. No me podía acordar de cuál de los dos vigilantes le traía bronca, eso sí.Intercambié la mirada de un personaje a otro, esperando una explosión, sin abrir la boca, con miedo a que mis palabras fueran el botón que detonara una horda bulliciosa de luciérnagas del pugilismo verbal.No hubo necesidad. Solitos empezaron.—Vete al infierno —dijo el recién llegado.Esta declaración fue desconcertante por su simpleza y porque venía acompañada de cierto tufo a cebolla que el harapiento esquelético provocaba. Lo olía incluso pasando la puerta de cristal de la entrada.—A ver si aprendes tu lección, Casimiro. Que nada más pasas a decir babosadas cuando el cubículo está vacío.—¿Como que cuando está vacío? —intervine.—Pues hay que ir al baño, de vez en cuando, don Toño. A ver, entonces, Casi, sáltate el bonito saludo y dámelo.—Bueno, pues tenga su premio —el indigente le pasó por la ventanilla un frasquito que tenía una enorme araña dentro. Recibió 50 pesos.—Don Mich… ¿Qué es eso? —pregunté, nervioso.—Pues la decoración de octubre señor. Es lo único que nos falta para empezar la temporada. ¿A poco no tenía hoy ganas de salir de su depa?Me quedé en silencio y escuché el silencio rebotándome a mí. Demasiado silencio. Nadie en el edificio.—¿Me quieres decir que diablos pasa?—Pues eso. Unos cuantos diablos nada más. Es para darle atmósfera al lugar. Pero lo preferimos vacío.La lóbrega sonrisa de coronas me convenció. Decidí salir del edificio sin reparar en Casimiro y le llamé al administrador.No me creyó cuando dije que unos brujos se apropiaron del lugar. Así empezó octubre.¿Qué diablos hacía yo en una tierra tan… agradable como Dallas, tomado en cuenta el momento político en el que estamos?Bueno, estaba siendo presa del capitalismo tardío, del fanatismo desmedido y de querer visitar a mi hermano. Todo a la vez.Lo primero, porque maldita sea, muchas cosas son más baratas en Gringolandia. Tales como mi vicio máximo (después de las bebidas espirituosas y dormir hasta tarde), a saber, comprar velas aromáticas.Lo segundo, porque fui a ver nada más y nada menos que a mis empacadores favoritos, que no empacan nada sino que juegan futbol americano. O eso dicen que hacen porque los vi EMPATAR. Ver empates en el fut americano es como presenciar el cometa Halley. Así que puedo seguir diciendo que nunca he visto a mi equipo ganar en vivo.Los mexicanos, consumidores de la fanfarria gringa. Pero hey, vi al Mariachi Vargas de Tecatitlán en vivo.Lo tercero es autoexplicativo. Mi hermano es mi hermano. Es gran cocinero y, aunque elige los peores lugares de la Unión Americana para residir, es genial y punto. Pero me estoy desviando. ¿Qué tiene que ver eso con los hobbies productivos?Vivimos en una época extraña donde hasta nuestro tiempo libre está bajo escrutinio. Leemos para “ampliar nuestra cultura”. Vemos documentales para “aprender algo nuevo”. Hacemos ejercicio para “optimizar nuestra salud”. Todo tiene que justificarse, medirse, convertirse en algo útil.Pero no necesitas justificar tu tiempo libre. No tienes que ser bueno en tu hobby. No tiene que generarte ingresos pasivos. No tiene que impresionar a nadie en redes sociales. Tu hobby puede ser simplemente algo que te gusta hacer, incluso si no sirve para nada.La obsesión con los hobbies productivos es sólo otra manifestación del mismo capitalismo tardío que me lleva a comprar velas metiéndose en cada rincón de nuestra vida. Como si nuestro valor como personas dependiera de cuánto podemos producir, incluso en nuestras horas libres. Como si descansar de verdad —sin aprender, sin mejorar, sin crear— fuera una pérdida de tiempo.Pero el descanso real no es productivo. El juego genuino no tiene objetivos.Así que aquí está mi invitación: encuentra algo que te guste hacer sólo porque te gusta. Lee ese libro sin valor literario. Mira esa serie que todo el mundo dice que es basura. Pierde tres horas en Wikipedia leyendo sobre temas random. Arma ese rompecabezas que nadie más va a ver.Y hazlo sin culpa. Porque tu vida no es un proyecto de optimización constante. A veces, solo eres un ser humano pasando el rato.¡Hasta el jueves de podcast!¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.Con cariño libre de productividad,J. McNamara, aka Geeknifer.Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram.Escucha esta newsletter en Spotify, Apple Podcasts y YouTube. This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit geeknifer.substack.com
    --------  
    11:34

Más podcasts de Humor

Acerca de Escríbeme pronto

¿Necesitas desconectarte de la ajetreada vida diaria? Siéntate: con mini-reseñas, un cuento y una reflexión sobre temas actuales podrás tomar aire más a gusto. Cortesía de una escritora que ama las malas ideas. geeknifer.substack.com
Sitio web del podcast

Escucha Escríbeme pronto, La Corneta y muchos más podcasts de todo el mundo con la aplicación de radio.net

Descarga la app gratuita: radio.net

  • Añadir radios y podcasts a favoritos
  • Transmisión por Wi-Fi y Bluetooth
  • Carplay & Android Auto compatible
  • Muchas otras funciones de la app

Escríbeme pronto: Podcasts del grupo

Aplicaciones
Redes sociales
v8.1.1 | © 2007-2025 radio.de GmbH
Generated: 12/9/2025 - 12:45:58 PM